Se estudió la presencia de residuos de diez plaguicidas organofosforados (POPs) en tomates adquiridos en la central de abastos y en una cadena de supermercados de Bogotá, usando extracción líquido–líquido (LLE) y determinación analítica mediante un equipo de Cromatografía de Gases de Alta Resolución (HRGC) - Detector Fotométrico de Llama (FPD). Los plaguicidas analizados fueron: Clorfevinfos, Clorpirifos, Demeton O, Demeton S, Diclorofentión, Dimetoato, Famfur, Leptofos, Metilparation y Triclorfon. Se analizaron diez muestras obtenidas en la central mayoritaria de abastos y ocho muestras de una cadena de supermercados de las cuales el 55% presentó contaminación con Dimetoato, aunque ninguna sobrepasó el límite máximo de residuos (LMR) de 1 mg/kg establecido por el Codex alimentario. También se encontraron residuos de Metilparatíon y Clorfevinfos, en ambos casos dentro de los límites permitidos
The presence of ten organophosphorus pesticides was studied in tomatoes acquired from markets in Bogotá (Colombia), using Liquid-liquid Extraction (LLE) and High Resolution Gas Chromatography (HRGC) with flame photometric detector (FPD). The pesticides analyzed were: Chlorfevinphos, Chlorpyrifos, Demeton O, Demeton S, Dichlofenthion, Dimethoate, Famphur, Leptophos and Trichlorfon. Eighteen samples were analyzed in which fifty five percent were contaminated with Dimethoate. Dimethoate levels in the contaminated samples were below the maximun residue levels (MRL) of 1 mg/kg established by the Codex alimentarius. Residues of Methyl parathion and Chlorfevinphos were also found, below the MRL.
Seis millones de niños viven en la pobreza en las ciudades del interior de Estados Unidos. Estos niños corren un alto riesgo de exposición a pesticidas que se usan ampliamente en escuelas urbanas, hogares y guarderías para el control de cucarachas, ratas y otras alimañas. El insecticida organofosforado clorpirifos y ciertos piretroides son los pesticidas registrados que más se aplican en las ciudades. También se usan pesticidas callejeros ilegales, incluidos tres pasitos (un carbamato), tiza china y metilparatión. En el estado de Nueva York en 1997, el mayor uso de pesticidas en todos los condados del estado fue en los distritos urbanos de Manhattan y Brooklyn. Los niños son muy vulnerables a los plaguicidas. Debido a que juegan cerca del suelo, se llevan la mano a la boca y sus patrones dietéticos únicos, los niños absorben más pesticidas de su entorno que los adultos. La persistencia prolongada de pesticidas semivolátiles como el clorpirifos en alfombras, muebles, juguetes de peluche y otras superficies absorbentes dentro de departamentos cerrados aumenta aún más la exposición de los niños urbanos. Estos riesgos de exposición intensa se ven agravados por la disminución de la capacidad de los niños para desintoxicarse y excretar pesticidas y el rápido crecimiento, desarrollo y diferenciación de sus sistemas de órganos vitales. Estas inmadureces del desarrollo crean ventanas tempranas de gran vulnerabilidad. Datos experimentales recientes sugieren, por ejemplo, que el clorpirifos puede ser un neurotóxico del desarrollo y que la exposición en el útero puede causar aberraciones bioquímicas y funcionales en las neuronas fetales, así como déficits en el número de neuronas. Ciertos piretroides ejercen una actividad hormonal que puede alterar el desarrollo neurológico y reproductivo temprano. Los ensayos que se utilizan actualmente para evaluar la toxicidad de los pesticidas son insensibles y no pueden predecir con precisión los efectos en los niños expuestos en el útero o en la vida posnatal temprana. La protección de los niños estadounidenses, y en particular de los niños del centro de la ciudad, contra los peligros del desarrollo de los pesticidas requiere una estrategia integral que controle los patrones de uso de pesticidas de forma continua, evalúe la exposición real de los niños a los pesticidas, utilice los últimos avances en el desarrollo pruebas de toxicidad y establece objetivos sociales para la reducción del uso de plaguicidas.
Six million children live in poverty in America's inner cities. These children are at high risk of exposure to pesticides that are used extensively in urban schools, homes, and day-care centers for control of roaches, rats, and other vermin. The organophosphate insecticide chlorpyrifos and certain pyrethroids are the registered pesticides most heavily applied in cities. Illegal street pesticides are also in use, including tres pasitos (a carbamate), tiza china, and methyl parathion. In New York State in 1997, the heaviest use of pesticides in all counties statewide was in the urban boroughs of Manhattan and Brooklyn. Children are highly vulnerable to pesticides. Because of
their play close to the ground, their hand-to-mouth behavior, and their unique dietary patterns, children absorb more pesticides from their environment than adults. The long persistence of semivolatile pesticides such as chlorpyrifos on rugs, furniture, stuffed toys, and other absorbent surfaces within closed apartments further enhances urban children's exposures. Compounding these risks of heavy exposures are children's decreased ability to detoxify and excrete pesticides and the rapid growth, development, and differentiation of their vital organ systems. These developmental immaturities create early windows of great vulnerability. Recent experimental data suggest, for example, that chlorpyrifos may be a developmental neurotoxicant and that exposure in utero may cause biochemical and functional aberrations in fetal neurons as well as deficits in
the number of neurons. Certain pyrethroids exert hormonal activity that may alter early neurologic and reproductive development. Assays currently used for assessment of the toxicity of pesticides are insensitive and cannot accurately predict effects to children exposed in utero or in early postnatal life. Protection of American children, and particularly of inner-city children, against the developmental hazards of pesticides requires a comprehensive strategy that monitors patterns of pesticide use on a continuing basis, assesses children's actual exposures to pesticides, uses state-of-the-art developmental toxicity testing, and establishes societal targets for reduction of pesticide use.
Antecedentes: Este estudio describe las diferencias geográficas en la incidencia del cáncer en Costa Rica e investiga si algunas de estas diferencias pueden estar relacionadas con los pesticidas. Métodos: Los datos se combinaron del registro de cáncer (1981-1993), el censo de población de 1984, el censo agrícola de 1984 y un conjunto nacional de datos sobre plaguicidas. Los 81 cantones de Costa Rica fueron las unidades para los análisis ecológicos. Los condados adyacentes se agruparon en 14 regiones (3 urbanas y 11 rurales) con características socioeconómicas relativamente similares. Se construyeron y categorizaron índices de condado para densidad de población y variables agrícolas. Las diferencias entre regiones y categorías se evaluaron comparando el número observado de casos incidentes con los valores esperados derivados de las tasas nacionales. Dentro del tercil de la mayoría de los condados rurales, se calcularon las proporciones de tasas entre las categorías de alto y bajo uso de pesticidas. Resultados: En las regiones urbanas se observaron excesos para los cánceres de pulmón, colorrectal, mama, útero, ovario, próstata, testículo, riñón y vejiga; y en regiones rurales para cáncer gástrico, cervical, de pene y de piel. Los cánceres de piel (labio, melanoma, cáncer de piel no melanocítico y cáncer de pene) ocurrieron en exceso en las áreas de cultivo de café con un uso extensivo de paraquat y arseniato de plomo. En el subconjunto más rural, el uso intensivo de pesticidas se asoció con un aumento de la incidencia de cáncer en general y en un número considerable de sitios específicos, incluido el cáncer de pulmón (riesgo relativo [RR] 2,0 para hombres y 2,6 para mujeres) y todos los relacionados con hormonas femeninas. cánceres (RR entre 1,3 y 1,8). Conclusiones: Se identificaron regiones y poblaciones con alto riesgo de cánceres específicos. Surgieron varias hipótesis para las asociaciones entre los pesticidas y el cáncer. Los hallazgos requieren estudios a nivel individual.
Background: This study describes geographical differences in cancer incidence in Costa Rica, and investigates if some of these differences may be related to pesticides.
Methods: Data were combined from the cancer registry (1981-1993), the 1984 population census, the 1984 agricultural census, and a national pesticide data set. The 81 counties of Costa Rica were the units for the ecological analyses. Adjacent counties were grouped into 14 regions (3 urban and 11 rural) with relatively similar socioeconomic characteristics. County indices for population density and agricultural variables were constructed and categorized. Differences across regions and categories were assessed by comparing observed numbers of incident cases to expected values derived from national rates. Within the tertile of most rural counties, rate ratios between categories of high and low pesticide use were calculated.
Results: In urban regions, excesses were observed for lung, colorectal, breast, uterus, ovary, prostate, testis, kidney, and bladder cancers; and in rural regions for gastric, cervical, penile, and skin cancers. Skin cancers (lip, melanoma, non-melanocytic skin and penile cancer) occurred in excess in coffee growing areas with extensive use of paraquat and lead arsenate. In the most rural subset, heavy pesticide use was associated with an increase of cancer incidence overall and at a considerable number of specific sites, including lung cancer (relative risk [RR] 2.0 for men and 2.6 for women) and all female hormone-related cancers (RR between 1.3 and 1.8).
Conclusions: Regions and populations at high risk for specific cancers were identified. Several hypotheses for associations between pesticides and cancer emerged. The findings call for studies at the individual level.
30 agricultores con dermatitis de contacto y 20 controles fueron probados con parches con una serie de pesticidas usados localmente. Se observaron reacciones alérgicas a 1 o más pesticidas en 11 pacientes, pero en ninguno de los controles. Los carbamatos (maneb, carbofuran, carbaryl) fueron los sensibilizantes más frecuentes. (7 pacientes), seguido de compuestos organofosforados como: malatión y oxidemton metil (4 pacientes); Ácido 2,4-diclorofenoxiacético y fenvalerato (3 pacientes cada uno): estreptociclina (2 pacientes). Se observaron reacciones irritantes al captaf en 4 pacientes, al herbicida tiobencarb en 3 y a los compuestos organofosforados en 3. Los pesticidas deben someterse a pruebas de parche en todos los agricultores con dermatitis de contacto.
30 farmers with contact dermatitis and 20 controls were patch tested with a series of locally used pesticides. Allergic reactions to 1 or more pesticides were seen in 11 patients but none of the controls. Carbamates (maneb, carbofuran. Carbaryl) were the most frequent sensitizers. (7 patients), followed by organophosphorus compounds like: malathion and oxydemton methyl (4 patients); 2,4-dichlorophenoxyacetic acid and fenvalerate (3 patients each): streptocycline (2 patients). Irritant reactions to captaf were seen in 4 patients, thiobencarb weedicide in 3, and organophosphorus compounds in 3. Pesticides should be patch tested in all fanners with contact dermatitis.