14 de agosto de 2015.
Dr. Roberto Mendoza Alfaro, Facultad de Ciencia Biológicas, Universidad Autónoma de Nuevo León.
Resumen
Los peces transgénicos son producidos desde 1985 por medio de la transferencia artificial de genes en huevos recién fertilizados. La microinyección ha sido el método analítico más utilizado, aunque se ha utilizado igualmente la incorporación de transgenes mediante la utilización de vectores virales y por diferentes métodos de transferencia masiva de genes (lipofección, bombardeo de partículas, electroporación de embriones y espermatozoides). La transferencia de células madre embrionarias se ha revelado como una alterativa promisoria para evitar las integraciones aleatorias y con la emergencia de los métodos recientes de edición genómica como el Cre-LoxP y en particular la tecnología basada en las endonucleasas guiadas por RNA (Repeticiones Palindrómicas Cortas Agrupadas y Regularmente Interespaciadas- asociadas a Cas9 – CRISPR) se han magnificado el número de aplicaciones que va desde la generación de líneas germinales, la ingeniería genómica somática y el tamizaje genómico funcional. Los peces transgénicos son vistos como un modelo sumamente sencillo y útil para el estudio de los fenómenos biológicos complejos como el crecimiento y la diferenciación, y como una vía rápida para la producción en la industria acuícola. Las aplicaciones de la transgénesis se han centrado en el desarrollo de los peces con un crecimiento acelerado, resistencia a las enfermedades, mejor eficiencia metabólica y tolerancia a bajas temperaturas. Igualmente, se han diseñado peces como bioreactores, biomonitores ambientales, peces para xenotransplantes y peces ornamentales. La investigación actual se centra en la elucidación de los mecanismos que controlan la regulación de la expresión génica. Se contemplan igualmente los beneficios de la tecnología no solo para el incremento en la producción de alimentos, si no también para conferir ventajas a especies en peligro de extinción. Una de las consecuencias de la introducción de lo transgenes son los efectos pleiotrópicos, los cuales implican importantes alteraciones hormonales que repercuten en diversos cambios metabólicos, morfológicos y comportamentales, que además de los rasgos deseados también imparten características a los peces transgénicos que podrían tener consecuencias sobre las especies nativas y el ambiente. Ante esta situación se han adoptado diferentes aproximaciones de bioseguridad que van desde el confinamiento en instalaciones seguras de los organismos hasta modificaciones biológicas y genéticas para evitar que la eventualidad de escape los peces no fueran viables en el medio ambiente natural. Dado que la mayoría de los riesgos son desconocidos, se requiere sin duda de más investigación sobre todo al considerar las características inherentes de ciertas especies con potencial invasor y los escenarios de movilidad. De aquí se deriva la necesidad de favorecer la realización de estudios exhaustivos en condiciones próximas a las condiciones ambientales naturales para contar con argumentos científicos contundentes para la evaluación de riesgos. Es importante que estos análisis contemplen también los beneficios y existe un amplio consenso científico para que la evaluación de riesgos y la gestión de OGMs deba ser específica para cada caso.