28 de noviembre de 2014.
Dr. Yuri Peña Ramírez. El Colegio de la Frontera Sur, Unidad Campeche.
Resumen
La crianza tradicional de plantas echa mano de la posibilidad de generar nuevos genotipos mediante el cruzamiento de parentales cuyas características individuales se puedan combinar en la progenie. Los híbridos resultantes F1 generalmente poseen en algunos casos características que van más allá incluso de las características superiores seleccionadas en los padres. Este efecto aditivo es conocido como vigor híbrido y es resultado de una combinación única y fortuita de la recombinación de los genomas en los gametos materno y paterno. Desafortunadamente para los fitomejoradores, el cruzamiento del híbrido consigo mismo resulta en una segregación de esta combinación de genes resultando en una F2 heterogénea cuyo rendimiento es muy inferior al del híbrido. Existen varias opciones para mantener intacta la combinación génica presente en el híbrido. Una de ellas implica el uso de líneas vegetales que expresan en antisentido a las enzimas responsables de la recombinación meiótica. El resultado de la cruza de estas líneas con un híbrido resulta en la producción de dihaploides homocigotos. De estos homocigotos se pueden seleccionar los parentales adecuados para reconstituir al híbrido de interés a perpetuidad.