Actualmente, la humanidad enfrenta grandes retos: abatir el hambre y la pobreza, ahorrar y usar eficientemente la energía, mitigar la emisión de gases de efecto invernadero y evitar, en lo posible, la contaminación del agua y del suelo. Para resolver estos problemas, la cadena alimentaria juega un papel preponderante, ya que disponer de alimentos suficientes, oportunos, accesibles e inocuos contribuye a reducir los riesgos sanitarios, mitigar el hambre y, mediante una adecuada y sustentable producción y comercialización, permite el crecimiento económico.
Por ello, es estratégico la creación de centros comunitarios para el secado solar de productos agropecuarios de pequeños productores indígenas, con absoluto respeto a los usos y costumbres. Esto permitirá impulsar las actividades productivas y promover un sistema de organización y de capacitación del trabajo comunitario que creará las bases para reducir la migración, acrecentar el arraigo comunitario y aumentar el beneficio económico y social.
Se trata de efectuar una verdadera organización y capacitación de las fuerzas de trabajo de las comunidades rurales, apoyando la educación y capacitación de las nuevas generaciones de jóvenes y niños, y dirigiendo los esfuerzos hacia el arraigo en su comunidad y una superación permanente con una calidad de vida satisfactoria.