• Impulsar una transición energética que apoye la construcción de una sociedad equitativa, pacífica, en armonía con el ambiente y en favor de la salud pública y el bienestar general de la población.
  • Incentivar acciones para democratizar la energía, impulsando esquemas descentralizados, basados en la cooperación, autogestión local y consumo sustentable.
  • Promover un cambio radical de paradigma energético, con cambios profundos en:
    • sistemas de generación y suministro de la energía,
    • patrones y estilos de consumo,
    • movilidad y urbanización,
    • sistemas alimentarios,
    • producción industrial y
    • acceso a los servicios energéticos.