CONMEMORACIÓN DEL 85 ANIVERSARIO DEL EXILIO ESPAÑOL

Autor
Dra. María Elena Álvarez-Buylla Roces

Cargo
Directora General del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías

Fecha

13 de junio de 2024

Buen día a todas y todos. Es un gran honor para mí compartir este día con ustedes, en conmemoración por el 85 aniversario de la llegada del SINAIA, el “Buque de la vida”. Gracias por estar aquí, y mantener viva esta memoria.

Entre otras cosas, yo estoy aquí porque en un pequeño pueblo de la cuenca minera asturiana mi bisabuela, María, decidió dejar su humilde hórreo de madera y tierra, migrar hacia Gijón y ahí ganarse la vida sirviendo comidas a los marineros, para poder solventar los estudios de su hijo.

Tras cumplir con sus deberes académicos, mi abuelo Wenceslao encontró su espíritu ideológico caminando y luchando junto a los mineros durante la Comuna Asturiana de 1934.

Su compromiso con la lucha social, su amor, ternura, e historias maravillosas, nos enseñaron desde niños, que la lucha y la justicia crean espacios de afecto, para poder seguir compartiendo los conocimientos, la vida y el corazón con todas las personas.

Él, así como mis padres y abuelas llegaron a México gracias a la generosidad de nuestro pueblo y de su digno presidente de entonces, el Gral. Lázaro Cárdenas. Aquí los adoptó una nueva patria.

En palabras de mi abuelo: “sea cualquiera el color de mis papeles, yo soy mexicano sin dejar por ello de ser español. Y aún diría que soy más ascendrádamente aquello por ser más honda y arraigadamente esto…Y lo menos que, como español renacido mexicano, sin perder la primigenia condición, puede hacer uno por la patria de adopción, sin sentirse en modo alguno huérfano de la nacencia y la conciencia, es compartir sus luchas, sus problemas y sus afanes.”

Gracias a muchos hombres y mujeres que, como él lucharon por años, este querido México, que adoptó a nuestros ancestros y que nos vió nacer, ya suyos, vive un momento estelar. Un tiempo de anhelos cumplidos con la consolidación del primer paso en el largo caminar histórico de la transformación nacional, encabezada por nuestro querido presidente Andrés Manuel López Obrador.

Este inicio, ha dado frutos importantes, entre ellos, la revolución de las consciencias, manifiesta en la voluntad popular a favor de la continuidad de un proyecto por la libertad y la justicia; y en contra de la opresión y la avaricia, con una gran mujer transformadora a la cabeza, nuestra próxima y primera presidenta de México, la Dra. Claudia Sheimbaum Pardo. Este hecho me remonta con vital energía a reivindicar los mismos principios que guiaron, y aún guían, la lucha de los pueblos en contra de los valores neoliberales y fascistas.

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También estoy aquí, por mi adorada abuela Blanca, que después de perder a su marido, fusilado  por orden de Franco, salió de las costas de Marruecos hacia Veracruz, junto a otras enfermeras, magistrados, mantequeros, lecheros, fotógrafos, pescadores, salazoneros, comerciantes, maestras, carpinteros, mecánicos, escritores y ferroviarios.

Miles de personas migraron en estos barcos históricos, para salvar sus vidas, y hoy que celebramos al Sinaia, celebramos también a todas esas vidas que lograron llegar con bien a nuestras tierras mexicanas.

Muchos de ellos adoptaron a este hermoso país, echaron raíces fecundas para contribuir a la construcción de una nación más justa, más próspera y más profunda. Y hoy seguimos honrando su memoria, su amor y la generosidad de aquel momento de la historia.

Hoy los principios del Humanismo Mexicano y de la defensa del respeto a la diversidad cultural, fertilizan nuestras raíces conjuntas, para seguir compartiendo con nuestros pueblos un corazón agradecido y fraterno porque las causas justas son patria. Antes, aquí y ahora, el bienestar sólo puede ser compartido.

Muchas gracias.