En México persisten retos importantes para satisfacer necesidades energéticas de manera sustentable en comunidades rurales. Se estima que 40% de la población vive con alguna forma de pobreza energética, es decir, que no tiene satisfechas por completo sus necesidades energéticas. De igual forma, alrededor de 22 millones de personas emplean algún tipo de dispositivos de cocción que generan emisiones que dañan a la salud humana. Un ejemplo es la meseta purépecha, región de Michoacán que abarca 12 municipios, con 10% de población indígena que vive, un alto porcentaje, en condición de pobreza moderada y pobreza extrema (43% y 18% respectivamente de los cerca de 535 mil habitantes de la región, de acuerdo con el gobierno estatal). En esta región existen diversas problemáticas en el aspecto energético, principalmente relacionadas a la disponibilidad de recursos naturales, impactos a la salud, eficiencia energética, necesidades no satisfechas o parcialmente satisfechas y cambios en los patrones de consumo. Por ejemplo, a partir de la realización del 1er Foro Intercomunitario de Democratización de la Energía, se identificaron necesidades energéticas en algunas comunidades autónomas de la meseta purépecha, donde destacaron: iluminación en puntos de seguridad, reducir los altos costos en la compra de electricidad para bombeo de agua y alumbrado púbico, deshidratación de alimentos para su venta y mejorar los ingresos de los miembros de la comunidad, manejo y aprovechamiento de residuos sólidos de los hogares y las pequeñas industrias, sustituir tecnologías para la cocción con altas emisiones a la atmósfera que pueden dañar la salud, secado de madera para la fabricación de muebles y artesanías, entre otras.