México enfrenta grandes predicamentos en materia energética: depende en 85% de los combustibles fósiles, es importador neto de energía, la utiliza de manera muy ineficiente y con grandes impactos ambientales locales y globales. La generación de energía está altamente centralizada y hay una gran inequidad en los consumos y acceso a los servicios energéticos.
El Pronace-ECC promueve una transición energética justa y sustentable basada en un cambio profundo en los patrones de consumo, la democratización de la energía y en impulsar procesos productivos locales mediante la generación distribuida de la energía y el uso de fuentes renovables. Una transición de esta naturaleza contribuirá a lograr una mayor soberanía, seguridad e independencia energéticas en el país, reducirá la pobreza y mitigará el cambio climático. Por su complejidad, estas problemáticas se deben atender de forma urgente con acciones multidisciplinarias, transversales, intersectoriales e integrales, mediante enfoques territoriales e incluyentes. De esta manera, se favorecerá la identificación de impactos y soluciones para disminuir la vulnerabilidad de las personas y los ecosistemas, asegurar el bienestar de la población, transitar hacia un sistema energético justo y proteger tanto la infraestructura estratégica como el patrimonio biocultural.