El problema del desplazamiento de las lenguas indígenas por el español tiene su antecedente en la historia de colonización de los pueblos indígenas y el proceso de construcción del moderno Estado nación. Este proceso significó la construcción de un sistema social y político segmentado y racista, cuyas instituciones (de educación, salud, cultura, impartición de justicia y medios de comunicación) clasifican a las personas y a los grupos sociales y reproducen relaciones de desigualdad y exclusión. Lejos de ser solo un problema de carácter técnico-pedagógico circunscrito a las escuelas, el desplazmiento de las lenguas indígenas sucede en este sistema social y político donde las lenguas indígenas no tienen utilidad social y se reproducen actitudes discriminatorias y racistas hacia sus hablantes.
Para apuntalar la hegemonía del proyecto liberal moderno, la educación escolar se convirtió en el dispositivo por excelencia para formar al ideal del ciudadano mestizo, mexicano y castellano hablante, negando la diversidad existente. En las escuelas con alumnos indígenas predominó durante décadas una política de castellanización compulsiva y se implantó un currículum central único, con carácter nacional, monocultural y monolingüe.
Este proceso histórico derivó en una política educativa diferencial para comunidades indígenas mayoritariamente rurales. A la fecha, a más de treinta años de que fue decretado el enfoque intercultural bilingüe en la educación básica en México, las escuelas del sistema de educación indígena alfabetizan en español y las lenguas indígenas se abordan de formas fragmentadas, reducidas a lo alfabético y desarticuladas de las actividades cotidianas de sus hablantes.