La Dra. María Elena Álvarez-Buylla Roces, ofreció un mensaje de bienvenida dentro del webinario “Principios para la restauración de bosques tropicales con una perspectiva socioecológica” organizado por la Sociedad Científica Mexicana de Ecología.
Autor
Dra. María Elena Álvarez-Buylla Roces
Cargo
Directora General del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
Fecha
22 de octubre de 2021
Buenas tardes a todas y todos. Agradezco a la Sociedad Científica Mexicana de Ecología por la atenta invitación y los felicito por el inicio de actividades de este importante panel de discusión con este tema tan urgente que es la restauración de bosques tropicales con una perspectiva socioecológica.
Saludo con gusto al:
• Al Dr. Miguel Martínez Ramos, vicepresidente de la Sociedad Científica Mexicana de Ecología
• Al Dr. Aramis Olivos Ortiz, vicepresidente regional de la Sociedad Científica Mexicana de Ecología.
• Al Dr. Pedro Henrique Brancalion, investigador de la Universidad de Sao Paulo.
• A la Dra. Paula Meli, investigadora de la Universidad de Concepción.
• A la Dra. Eliane Ceccon, investigadora de la UNAM.
• A la Dra. Ana De Luca, integrante del comité del Pronaces en Sistemas Socioecológicos y Sustentabilidad.
A partir de la revolución industrial las transformaciones en los sistemas biológicos han sido muy aceleradas y con resultados insospechados. A casi 300 años del inicio de este proceso, ha habido consecuencias muy negativas sobre el suelo, el agua, los bosques, la vida rural y el aire.
Actualmente, la totalidad de los sistemas naturales en el planeta se encuentra en una situación de emergencia sobre todo aquellos fenómenos que han ido cobrando cada vez una dinámica de agravamiento que tenemos que tomarnos con muchísima seriedad y que desgraciadamente no se escuchó a tiempo la evidencia científica que dejaba evidencia año tras año del proceso de calentamiento global. Podemos asegurar que prácticamente la totalidad de los sistemas naturales en el planeta que además están interconectados sistémicamente, se encuentran en situación de afectación y en algunos casos, de emergencia: pérdida de especies y de suelo, deforestación, erosión y eutrofización de cuerpos de agua, por mencionar algunos. De acuerdo con un informe de la FAO, en los últimos 30 años el mundo ha perdido 178 millones de hectáreas de bosque.
Los bosques contienen 60,000 especies de árboles diferentes, el 80% de las especies de anfibios, el 75% de las especies de aves y el 68% de las especies de mamíferos de la Tierra. Además, cumplen un importantísimo papel para la generación de oxígeno y la lucha contra el cambio climático y los efectos invernadero.
De ahí la importancia de espacios como este panel que hoy tengo el gusto de inaugurar: visibilizan una discusión crucial para la conservación de la vida y el futuro de miles de millones de seres vivos, el futuro de la vida y el planeta como lo conocemos hoy.
Sin duda, el abandono de ecosistemas en nuestro país dejó un indignante legado de destrucción. De acuerdo con un informe de la Comisión Nacional Forestal, para 2018 se estimaba una tasa anual de deforestación de 166 mil 337 hectáreas, más del doble que 17 años atrás, cuando se estimaba una tasa total de 79 mil 677 hectáreas deforestadas. El año de mayor deforestación en México fue 2016, con una tasa de 350 mil 298 hectáreas deforestadas.
Una causa fundamental de este fenómeno es la ampliación de la frontera agrícola, con un esquema que no nos deja bienestar, no cuida al ambiente ni produce alimentos saludables ni pertinentes culturalmente, esta frontera agrícola con sistemas que no han sido diseñados para nuestra realidad socioecosistémica. Responde principalmente a las formas industrializados que se contradice con los principios de conservación y de resolver la contradicción entre la producción de alimentos y la destrucción del ambiente.
Con el crecimiento demográfico, estos modelos de producción fueron planteados como única solución para resolver el problema del hambre, es el caso de la intensificación de monocultivos con dependencia de insumos químicos sintéticos, de los cuales poco se sabía de sus impactos en la salud humana y planetaria.
Estos modelos han provocado el deterioro del suelo, la contaminación y sobreexplotación de fuentes de agua, el empleo de agroquímicos y la proliferación de monocultivos con semillas genéticamente modificadas. Se trata del mayor deterioro tanto de la salud humana como del suelo y de los ecosistemas en su conjunto en la historia del planeta.
Alrededor del 33% de los suelos del mundo se encuentran de moderada a muy degradados y necesariamente impacta el rendimiento y por tanto la disponibilidad de recursos para producir alimentos a nivel local.
En México, la adopción de este modelo llevó al abandono de la producción campesina y la imposición de modelos productivos clientelares y extractivos. Ese es uno de los rasgos de la heroica resistencia de nuestro país y nuestra población porque hoy por hoy todavía los campesinos y campesinas producen aproximadamente el 50% del maíz que se consume, altamente nutricional.
Por ello, el gobierno de la Cuarta Transformación ha emprendido un cambio de estrategia con un objetivo claro: restaurar lo natural para restaurar lo social y viceversa. En términos amplios, hablamos de restaurar la trama que sustenta a las sociedades humanas inserta en la trama de la naturaleza.
Colegas, la restauración es un plan colectivo de vida, cuyos principios son el bien común y la preservación de la riqueza biocultural. Restaurar involucra al entorno con todos sus elementos, es decir, la suma de factores físicos, químicos, biológicos, sociales y culturales. No se puede restaurar un bosque si no se recuperan las relaciones sociales sus habitantes, no podemos pensar en recuperar una selva exuberante si no se establecen los mecanismos para que quienes la habitan tengan acceso a los bienes y servicios que les permitan desarrollarse con plenitud.
Por ello, celebro este espacio de diálogo abierto, con una perspectiva regional, para discutir estos temas que nos preocupan y nos apremian a actuar. En juego está, esencialmente, el futuro de la vida en la Tierra. Les felicito por este diálogo y el trabajo que está detrás de la excelente comunidad de socioecólogos que se han establecido en el país por grandes líderes que tuve la suerte de tener como maestros.
Agradezco su tiempo y atención y les deseo el mayor de los éxitos. Muchas gracias.