Presentación del primer Doctorado en Agroecología en México

Autor
Dra. María Elena Álvarez-Buylla Roces

Cargo
Directora General del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías

Fecha

23 de enero de 2024

Saludo con aprecio y emoción a quienes nos acompañan, ya sea en línea o en el auditorio de este renovado Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías. Encabezo esta firma de convenio y presentación oficial del primer Doctorado Nacional en Agroecología en nuestro país, en nuestro querido México.

Es resultado de una muy virtuosa suma de capacidades en infraestructura, capacidad docente y de investigación y además una experiencia en posgrados de nueve Centros Públicos, encabezados atinadamente por el Colegio de la Frontera Sur, el Ecosur, que ha logrado esta articulación muy virtuosa y muy difícil porque va en contra de las tendencias neoliberales del individualismo del aislarnos unos de otros.

Y el Ecosur, junto con Centro Geo, el CIAD, el Ciatej, el Cibnor, el Inecol, el CICY, el CIQA y también el Ipicyt, logran esta gran integración para ofrecer a nuestras y nuestros jóvenes un nuevo doctorado en un área fundamental que está en la raíz del bienestar, de nuestra soberanía alimentaria y también del cuidado del ambiente. Ellos, además, en el marco de la primera Ley General en materia de Humanidades, Ciencias, Tecnologías e Innovación, forman parte de este Sistema Nacional de Centros Públicos Conahcyt que tiene entre sus objetivos servir como una herramienta de articulación de capacidades humanas, de infraestructura, de redes orientando el quehacer de las HCTI al bienestar de nuestro pueblo.

Este Doctorado Nacional es un ejemplo de ello, que en tiempo récord ha logrado integrarse, primero y único, en su propuesta que busca formar especialistas e investigadores con una visión integral con cercanía a las comunidades del campo mexicano que tienen en sí mismas una gran cantidad de conocimientos que van a nutrir a este Doctorado Nacional. Este primer Doctorado Nacional en Agroecología permite atender la urgencia de una crisis ambiental y contribuir a disminuir, evitar y contrarrestar sus efectos, a la par de lograr la soberanía alimentaria de México enraizada en nuestras culturas milenarias y con la convicción de cuidar nuestra salud y el ambiente y no seguir la tendencia de la agricultura Industrial que es la primera causa de emisión de gases con efecto invernadero y otros desastres ambientales.

Antes de seguir quisiera manifestar mi gratitud a la maestra María Luis Albores González, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del gobierno de México, encabezado por el presidente López Obrador. Ella es una experta, no solamente en cuestiones ambientales sino en el tema que hoy nos ocupa y por ello agradezco de corazón a la secretaria el estar acompañándonos y el compartir su mensaje desde la más alta autoridad Ambiental de nuestro país.

También agradezco de corazón al subsecretario de Autosuficiencia Alimentaria de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, al ingeniero Víctor Suárez Carrera, con quién compartimos muchas luchas en defensa de nuestro maíz, de nuestra riqueza biocultural también y con quien hemos forjado faros agroecológicos a lo largo y ancho de nuestro territorio nacional que son hoy un fundamento importante para la práctica que se va a llevar a cabo en este Doctorado Nacional que hoy damos a conocer y para el cual se firma un convenio histórico en la capacidad articuladora de quienes dirigen hoy los Centros Públicos del Conahcyt.

También con gusto y aprecio, agradezco y saludo al doctor Ruy López Ridaura, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, promotor de la alimentación saludable y por lo tanto de la agroecología.

Al secretario general ejecutivo de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), al doctor Luis Armando González Placencia, gracias por acompañar este evento tan importante.

A mis compañeras compañeros, la doctora Aideé Orozco Hernández, al frente de la dirección adjunta de Desarrollo Tecnológico, Vinculación e Innovación; al maestro Andrés Triana Moreno, que encabeza la dirección adjunta de Investigación Humanística y Científica y al doctor José Alejandro Díaz Méndez, que ha hecho un trabajo ejemplar en la articulación de las capacidades de los Centros Públicos y que encabeza la Unidad de Articulación Sectorial Regional y en representación de todas y todos los directores de Centros Públicos involucrados.

Y saludo, agradezco y felicito al doctor Antonio Saldívar Moreno, actual director general del renovado Ecosur, quien ha sido uno de los grandes pilares junto con sus compañeros directoras y directores generales de los Centros Públicos para estar aquí celebrando este convenio y gran logro y, desde luego, a una de muchos expertos que tenemos en nuestro país.

Este Doctorado Nacional en Agroecología, es un signo de que finalmente todas y todos ellos están y estarán trabajando de manera coordinada, sinérgica y a todas y todos ellos, les felicito mediante la doctora Elda Morales, quien es investigadora del Departamento de Agricultura Sociedad y Ambiente del Ecosur, que ha sido una pieza fundamental en forjar este doctorado y otras iniciativas de la mano de otras y otros colegas.

En los últimos años hemos sido testigas, testigos de cómo los sistemas alimentarios han sido afectados por los fenómenos climáticos extremos, pero a su vez, han sido causa de los mismos; hay sequías, incendios forestales, huracanes, inundaciones y también contaminación de aire y de cuerpos de agua por la sobretecnificación y el uso exagerado de agrotóxicos, como el glifosato en la agricultura Industrial, que se ha desarrollado a manera de un gran negocio, a favor de muy pocos y usando las mejores tierras de todo el planeta, los recursos y también la mano de obra, despojando a las naciones de su soberanía en la producción de alimentos.

Por ello y porque eran por este tipo de agricultura industrial el 30 % de las emisiones de gases de efecto invernadero, según datos del Banco Mundial recientes del año pasado, está muy claro que es urgente una transformación profunda de la forma en la cual se producen los alimentos para coadyuvar a la recuperación ambiental y también de nuestra salud, porque una parte muy importante de las enfermedades están asociadas a la presencia de tóxicos. Mencioné el glifosato, pero también un sinnúmero de otros agrotóxicos que se usan en la agricultura este infortunado círculo de causas y efectos ha sido discutido desde el campo mismo, hasta las más altas tribunas internacionales.

Con base en las conclusiones de la reunión de la comunidad de Estados latinoamericanos y caribeños (CELAC), del año 2023, la región de América Latina y el Caribe es la segunda más propensa a este tipo de eventos por el cambio climático en el mundo entre 2000 y 2020, es decir muchos de los gases de efecto invernadero, quizá se generan en los países más ricos del mundo, pero nuestra región latinoamericana está sufriendo las consecuencias. Huracanes, sequías e inundaciones afectaron a más de 152 millones de personas en toda la región, lo cual impactó de manera directa la producción agrícola que tiene un efecto significativo en la vida y la seguridad alimentaria de las personas.

Incluso cuando existen compromisos internacionales y nacionales como lo expresado en la declaración de los estados miembros sobre agricultura sostenible, sistemas alimentarios resilientes y acción climática, me refiero a la COP 28 en Dubái, que menciona que se deben maximizar los beneficios climáticos y ambientales asociados por la agricultura y los sistemas alimentarios, conservando, protegiendo y restaurando la tierra y los ecosistemas naturales, mejorando la salud del suelo y la biodiversidad y pasando de prácticas que generan altas emisiones de gases de efecto invernadero a las que no lo generan, así como transitar hacia un enfoque de producción y consumo más sostenible.

Sin embargo, estos acuerdos quedan ahí y todavía tenemos una amplia agenda que llevar a cabo en y con las comunidades en los territorios para hacer de las declaraciones acciones sólidas y congruentes que privilegien el bienestar de las personas y el ambiente por encima de los intereses creados que nos han llevado drásticamente a escenarios que se pueden calificar de alarmantes.

De igual forma, debemos seguir repensando nuestros sistemas, todos los sistemas alimentarios transitando a sistemas, no solamente agroecológicos, sino por definición diversificados, que garanticen una producción sana que proporcione dietas nutritivas y que además se produzcan con adecuaciones específicas a las condiciones ambientales en donde se están produciendo los alimentos, minimizando así los impactos de la agricultura.

Este gobierno de la Cuarta Transformación, del inicio de este cambio de régimen profundo, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador ha generado instrumentos jurídicos necesarios y programas para limitar la utilización de los Organismos Genéticamente Modificados que son la punta de lanza de este modelo agroindustrial, destructivo del ambiente y de la salud, también para disminuir el uso de glifosato que está asociado a los transgénicos,  hasta prescindir gradualmente, en los próximos meses del 2024 y otras acciones que por un lado protegen la salud de las personas lo reconocen el valor de los sistemas alimentarios y su estrecha interconexión con la biodiversidad, la agrobiodiversidad y en particular de nuestro país y el gran y profundo conocimiento tradicional milenario, que todavía está vivo en todas nuestras comunidades.

Este primer Doctorado Nacional en Agroecología permite que las técnicas agroecológicas junto con prácticas de origen local y milenarias ayuden a restaurar y mejorar la fertilidad y salud de los suelos, a brindar alimentos saludables, sin químicos altamente peligrosos y acercar los ya producidos al consumidor en cadenas cortas, cadenas de distribución, también con justicia sin que el valor que toman los alimentos en el proceso de distribución quede en manos de multitud de intermediarios.

Es la agroecología de arraigo campesino netamente, la que ofrece un enfoque único para cubrir las necesidades de generaciones presentes y futuras; lo ha demostrado con datos la FAO sin que nadie quede más sin alimento y fuera de esta justicia socioambiental, en el ámbito alimentario.

Con las y los productores de alimentos en el centro de este programa, la agroecología de arraigo campesino pretende transformar los sistemas alimentarios y agrícolas, abordando la raíz de los problemas y aportando soluciones de largo plazo, basadas en intercambio de conocimientos saberes, información e Innovación con una guía clara: lograr la soberanía alimentaria de nuestro país, la justicia alimentaria y la producción de alimentos saludables sin destruir el ambiente.

Por ello celebro y agradezco profundamente a todas y todos los colegas, estudiantes, a todas las personas que han hecho posible el hoy contar con el mejor Doctorado Nacional en Agroecología en México y seguramente, en muchas partes del mundo que busca formar profesionales que incidan de manera directa en seguir profundizando la transformación de los sistemas alimentarios, favoreciendo la implementación de prácticas innovadoras y nuevos enfoques en la investigación fundamental y sobre todo aplicada para avanzar siempre de la mano y con respeto profundo de las comunidades campesinas de nuestro país.

Felicito a los nueve Centros Públicos del Conahcyt que han logrado esto y que implicó grandes retos, pero que hoy tienen el diseño y la implementación de un programa, del cual nos sentimos muy orgullosas y orgullosos que, además, se registra ya en el Sistema Nacional de Posgrados y amparado por la Ley General de HCTI, amplía la oferta educativa de posgrados gratuitos de calidad y pertinencia para el bienestar de nuestro pueblo.

Muchas gracias y felicidades.