El Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) participó en la Jornada de Sustentabilidad Alimentaria que tuvo como sede las intalaciones de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). Durante la inauguración, la directora general del Conacyt, Dra. María Elena Álvarez-Buylla Roces señaló que, además de las ciencias, las tecnologías y la innovación es necesario mirar hacia los sistemas tradicionales de nuestros pueblos, donde las y los campesinos han demostrado capacidad para producir alimentos saludables con pertinencia cultural y cuidando del medio ambiente para preservar nuestra riqueza biocultural.
Además, la titular del Conacyt expuso el proyecto ALISA, una red solidaria de campesinas y campesinos, así como personas consumidoras de productos derivados de maíces nativos, libres de agrotóxicos y compuestos transgénicos, que permite mejorar la alimentación, contribuir a la preservación de la riqueza biocultural del país y dignificar los ingresos de las y los productores del campo mexicano.
El proyecto ALISA, dijo, surgió de las redes entre organizaciones de base campesina productoras de maíces nativos, y las y los científicos comprometidos con la sociedad en una cruzada, promovida desde la Presidencia de la República para recuperar la autosuficiencia alimentaria y generar condiciones de comercio justo en beneficio de las propias familias productoras y no sólo de los intermediarios.
La Dra. Álvarez Buyllá explicó que el maíz nativo es un alimento básico, diverso y con distintas propiedades que favorecen una alimentación saludable, sobre todo cuando se consume nixtamalizado, a través de tortillas que poseen un mayor contenido de proteína, calcio, fibra dietética, ácido ferúlico y otras propiedades que no se encuentran en aquellas que son elaboradas con harinas industrializadas.
El Conacyt, a través del Programa Nacional Estratégico (Pronaces) de Soberanía Alimentaria, obtuvo resultados preliminares que demuestran que, muy probablemente, los maíces nativos tienen una menor propensión a ser contaminados por aflatoxinas de los hongos, que son de alta prevalencia en los maíces amarillos genéticamente modificados, importados de Estados Unidos.
“Por eso la importancia del Decreto (mexicano sobre el uso del agroquímico) que no sólo prohíbe al glifosato, sino también a los maíces transgénicos, para evitar su siembra, que implica riesgos de flujo génico, de impacto sobre la diversidad y de una dependencia tecnológica”, destacó la titular del Conacyt.
En este encuentro reunió a instituciones académicas, gubernamentales, organismos internacionales y organizaciones de base comunitaria. Participaron: la Dra. María Elena Álvarez-Buylla Roces, titular del Conacyt; Dr. José Antonio de los Reyes Heredia, rector general de la Universidad Autónoma Metropolitana; la Dra. Rosaura Ruiz Gutiérrez, secretaria de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación de la Ciudad de México; la Mtra. Lina Pohl Alfaro, representante de la FAO en México; la Dra. Marina Robles García, secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México; el Dr. Rafael Bernardo Carmona Paredes, coordinador general del Sistema de Aguas de la Ciudad de México; la ingeniera Columba Jazmín López Gutiérrez, directora general de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural; así como el Dr. Joaquín Ruiz, decano científico de la Universidad de Arizona.