Al celebrar el Día Nacional del Maíz, la directora general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, Dra. María Elena Álvarez-Buylla Roces, señaló que “sin los campesinos, herederos de los saberes ancestrales, no hay maíz; y sin éste, no hay sustento ni porvenir con paz, justicia y dignidad para las y los mexicanos” y aseguró que una de las metas prioritarias del Conacyt de la Cuarta Transformación es contribuir con el bienestar social y el cuidado ambiental, a través del impulso de programas y proyectos que favorezcan el entendimiento y preservación de la biodiversidad, especialmente de los maíces nativos mexicanos.
Lo anterior ocurrió en el marco del décimo Festival Cultural de la Defensa del Maíz Nativo en el Jardín Etnobiológico del Conacyt, ubicado en el estado de Colima, dentro del Parque Nacional “La Campana”. En el acto también participó la gobernadora electa, Indira Vizcaíno Silva, quien destacó que el Jardín Etnobiológico La Campana es un espacio que invita a sus habitantes de Colima a acercarse al conocimiento y a la historia. Enfatizó el trabajo que realizan las comunidades indígenas, así como su integración a la lucha social en defensa de la naturaleza y la tierra, marcada en ocasiones por la influencia de poderes políticos que no están de acuerdo con ellas. Reiteró que el gobierno entrante que ella encabeza comparte con las comunidades el amor por la naturaleza y aseveró que se promoverá el desarrollo de la mano del cuidado al ambiente.
Durante la inauguración, la directora general del Conacyt recordó que la celebración del Día del Maíz tiene un significado profundo en nuestro país, ya que sus orígenes se remontan a los festejos que, desde la época prehispánica, realizan las comunidades campesinas durante la temporada de cosecha. Agregó que México es centro de origen, domesticación y diversificación del maíz, así como de otras especies, como son el frijol y la calabaza, que a nivel mundial representan más del 15 % de los alimentos de origen vegetal. Asimismo, resaltó que los pueblos originarios dieron pie a una gran variedad de especies vegetales que van acompañadas de saberes, conocimientos, tecnologías e innovaciones con las que han conservado el entorno natural, y que hoy conocemos como complejo biocultural. En ese contexto, comentó que el sistema de cultivo tradicional más destacado es la milpa, en cuyo espacio se siembran conjuntamente maíz, frijol y calabaza, y permite que crezcan los arvenses.
Recordó que, desde el siglo XX, esta herencia de sabiduría milenaria fue aprovechada con fines de lucro por empresas privadas, derivando en la creación de regímenes de propiedad intelectual en materia de variedades vegetales, al tiempo que se impulsaban los sistemas agroindustriales y se multiplicaba el uso de semillas transgénicas y la aplicación de agrotóxicos, como el glifosato.
La titular del Conacyt explicó que el avance agroindustrial fue legitimado en el periodo neoliberal a través de instrumentos jurídicos, como las actas de la Unión Internacional para la Protección de Obtenciones Vegetales (UPOV), a las que México se adhirió a partir de compromisos adquiridos con la Organización Mundial del Comercio; con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte y, más recientemente, con el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, donde se exhorta a nuestro país a firmar el Acta 91 de la UPOV que favorece el otorgamiento de patentes sobre las variedades vegetales. Señaló que estos instrumentos jurídicos anteponen los derechos mercantiles sobre los derechos humanos y ubican el interés privado por encima del bienestar público. Ante ello, dijo, las autoridades mexicanas tienen la responsabilidad de revisar los regímenes de protección de las variedades vegetales, así como considerar sus consecuencias y riesgos para la preservación de la riqueza biocultural y nuestra soberanía.
La directora general del Consejo recordó que a partir de la década de 1990 se autorizó la siembra e importación de los primeros cultivos transgénicos. En 2005, se publicó la Ley de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados que, en vez de asegurar la protección de las variedades nativas con estrictas políticas públicas de bioseguridad, estableció y facilitó los trámites para el otorgamiento de permisos para la liberación al ambiente de algodón y maíz transgénico. También alertó que los sistemas agroecológicos se han puesto en riesgo con la introducción del maíz transgénico y las semillas patentadas, cultivados con alto uso de agrotóxicos, que producen serios daños a la salud, al ambiente y a la diversidad biológica.
Sobre el decreto presidencial que prohíbe la siembra de maíz transgénico y elimina progresivamente el uso del glifosato, dijo que es un parteaguas en el desarrollo agrícola y biocultural de México, ya que establece la negativa a la siembra de maíz transgénico a campo abierto; reconoce la protección de diversos derechos fundamentales, y da vigencia al principio precautorio, ante la creciente evidencia de los daños a la salud que el glifosato ocasiona.
Para cerrar, insistió que se deben reconocer las aportaciones de los pueblos y comunidades indígenas, campesinas y afromexicanas, pues son ellas las creadoras de las variedades vegetales de uso agrícola. La siembra de maíz nativo, afirmó, debe impulsarse como eje principal de la política alimentaria. Es indispensable que México logre la autosuficiencia en maíz.
Por su parte, el rector de la Universidad de Colima, Dr. Christian Torres Ortiz Zermeño, destacó que el estudio del maíz es un punto de encuentro entre la sabiduría de los campesinos y el conocimiento científico que asegura su protección en beneficio de la suficiencia alimentaria y la sustentabilidad; agregó que este intercambio abre oportunidades de vinculación con los representantes de la comunidad agrícola para investigar su riqueza biocultural.
En su intervención, la representante de los pueblos campesinos de Colima, Oliva Teodoro Aranda, explicó que a través del programa Sembrando Vida, su comunidad contribuye a recuperar la siembra de maíz libre de transgénicos en la localidad de Zacualpan y manifestó su respaldo para que en Colima se implemente una ley que prohíba la siembra de maíz transgénico.
Participaron:
Además de la directora general del Conacyt, María Elena Álvarez-Buylla Roces, participaron la gobernadora electa de Colima, Indira Vizcaíno Silva; el representante del gobernador de Colima y director general del Instituto del Medio Ambiente y Desarrollo Sustentable, Eric Guzmán; el rector de la Universidad de Colima, Christian Torres Ortiz Zermeño; la representante de los pueblos campesinos de Colima, Oliva Teodoro Aranda; el director del Centro del Instituto Nacional de Antropología e Historia de Colima, Julio Ignacio Martínez de la Rosa, y el diputado electo y fundador del Colectivo Frente en Defensa del Maíz, Alfredo Álvarez Ramírez.
Comunicado 247/2021
Coordinación de Comunicación
comunicacion@conacyt.mx
www.conacyt.mx