La LLA es la principal causa de muerte por enfermedad y el tipo de cáncer más común en la edad pediátrica. Esta patología ocurre en la médula ósea (MO), el tejido encargado de abastecer al organismo de todos los tipos celulares que conforman la sangre. El remplazo progresivo de las células hematopoyéticas normales por células inmaduras malignas tiene consecuencias críticas para la producción sanguínea, pues altera las funciones normales de oxigenación, reparación de tejidos y competencia inmunológica de los pacientes. La migración de las células leucémicas a órganos extramedulares y la persistencia de microambientes y entornos patogénicos ponen en riesgo el éxito del tratamiento y comprometen su destino.
Esta condición produce un inmenso daño fisiológico, psicológico y socioeconómico. Debido a su alta incidencia y a las crecientes tasas de mortalidad temprana vinculadas a ella, es actualmente una prioridad de salud global. Alrededor de 100 000 nuevos casos de LLA se diagnostican anualmente en edades entre 0 y 19 años en todo el mundo, y más del 90 % de los pronósticos desfavorables y desenlaces fatales se registran en los países de ingresos medios y bajos, (WHO, 2020; GLOBOCAN 2020). El acceso limitado a servicios de salud especializados, la carencia de diagnósticos precisos y oportunos, la toxicidad asociada al tratamiento, la ausencia de condiciones favorables de alimentación, vivienda e higiene de las zonas marginales y la exposición a riesgos ambientales son algunos de los factores que potencialmente acompañan la alta frecuencia de recaídas tempranas y muerte en las poblaciones vulnerables (Rivera-Luna et al., 2017; Zapata-Tarrés et al., 2021). Entre los países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, México es el que ha registrado consecutivamente, en los últimos 25 años, el mayor número de casos de mortalidad por LLA en niños de entre 5 y 14 años, así como el más alto número de años perdidos por discapacidad o deceso (OECD, 2019). Además, nuestro país ocupa actualmente el primer lugar en Latinoamérica y el Caribe en número de casos y muertes por leucemia en niños de 0 a 19 años, lo que vuelve a esta enfermedad uno de los problemas de salud más graves (WHO, 2020; GLOBOCAN 2020).