Impulsan Conacyt y Conavim atender las violencias en contra de las infancias y la adolescencia en México

Durante la cuarta sesión del Seminario permanente para la prevención, atención y erradicación de la violencia de género, especialistas abordaron “Las vulnerabilidades de niños, niñas y adolescentes ante la violencia de género”, en una alianza estratégica entre el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia (Conavim) de la Secretaría de Gobernación.

La coordinación interinstitucional busca visibilizar las causas estructurales que derivan en la réplica y predominio de prácticas que generan distintas formas de violencia, especialmente en contra de las infancias.

Las exponentes coincidieron en que el marco jurídico y los mecanismos que deben garantizar a las niñas, niños y adolescentes una vida libre de violencia son aún insuficientes debido a que existen retos esenciales como: la desmitificación de las nociones de infancias y adolescencias, el reconocimiento de la unidad doméstica como punto de partida y de llegada del diseño de políticas públicas, así como retomar la colectividad como estrategia de cuidado.

Durante su participación, la titular del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, Nuria Fernández Espresate, remarcó que el adultocentrismo trata de encerrar a las niñas y los niños en una condición de violencia e induce a la sociedad en construir una visión desde el miedo. 

Además, remarcó que México es el territorio del mundo con mayor flujo migratorio, mismos que han aumentado acompañados de una composición diferente a ellos; “cada vez migran más mujeres y cada vez más estas mujeres migran con niñas y con niños. Tan sólo en lo que va del 2022, se registraron 26 mil 737 niñas, niños y adolescentes en contexto de migración y de ellos el 26 % viajaron no acompañados”, destacó Nuria Fernández.

Asimismo, explicó que una de las consecuencias de la pandemia por COVID-19 fue el aumento en la violencia dentro de las casas, a causa del encierro, sobre todo en familias donde impera el machismo y el adultocentrismo, lo que se reflejó en una disciplina violenta, en castigos físicos y psicológicos, mayor exposición a violencia entre sus cuidadores y una creciente violencia sexual. Por ello, remarcó que se debe desarrollar una conciencia social del maravilloso aporte que constituyen sus voces; es decir, “cómo su presencia puede lograr que la vida social sea mucho más armónica, más equilibrada y que no esté sesgada hacia el machismo y el adultocentrismo”.

Al exponer su ponencia, la investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Siobhan Guerrero Mc Manus, evidenció el trato discriminatorio que viven las infancias cuando se les etiqueta como parte de la comunidad LGBTI+, así como la invisibilización por parte de las instituciones que no poseen datos estadísticos sobre ellas, pues los concentrados sólo contemplan a las personas de 15 años en adelante, revelando que el 4.8 % de la población en México tiene una orientación distinta a la heterosexual.

Indicó que la población LGBTI+ sufre el doble de acoso escolar y tiene mayor índice de pensamientos suicidas, además una de cada 5 personas ha padecido de esfuerzos para corregir la orientación sexual y la identidad de género, las cuales son consideradas como prácticas de tortura y aumentan la ideación suicida. Todo ello, dijo Siobhan Guerrero, revela que todas las situaciones que atentan contra la salud mental provienen de tratos discriminatorios.

Por su parte, la creadora y organizadora de la iniciativa Festival feminista para niñas “Las sonrisas de Belém do Pará”, Vanessa Alejandra Juárez Pizano enunció que seguimos en espacios donde hablamos de niñas y de niños sin que ellas y ellos estén presentes; “desde nuestro ser personas adultas, diseñamos, implementamos y evaluamos políticas públicas para ellas y ellos, porque creemos que somos nosotras quienes sabemos lo que las niñas y niños necesitan y lo que les hace bien. Seguimos sin escucharlos de manera abierta, crítica y constante”.

También recalcó que, si bien en México hay ejercicios donde se busca tomar en cuenta a las infancias, estos ocurren esporádicamente con preguntas que limitan los temas y que detonan las siguientes dudas: ¿quién elabora esas preguntas?, ¿eso es de lo que quieren hablar las niñas y los niños?, ¿todos los niños y niñas tienen acceso a responder esas preguntas, a leerlas, escucharlas o conocerlas? Cuando una niña o niño responde esas consultas ¿saben para qué es y qué se hará con los resultados? “Dejarlos fuera de estos espacios y de muchos otros, indica que sus derechos están todavía muy lejos de ser una realidad”.

Al tomar la palabra, la directora de Seguimiento a la Política Nacional para combatir la violencia de Género del Instituto Nacional de las Mujeres, Enna Paloma Ayala Sierra,  destacó que el objetivo de su presentación es lograr situar el concepto de unidad doméstica como un elemento para reconocer las bases de la violencia que se comete contra niñas, niños y adolescentes, ya que es ahí, en las familias, donde la organización se compone en torno a una muy primaria división sexual del trabajo, cuyos elementos fundamentales son el sexo y la edad; “de este modo la violencia es un mecanismo de regulación y dentro de una estructura jerárquica determinada por la división sexual del trabajo, hay quienes ejercen la regulación y hay quienes reciben la regulación”. 

Para finalizar intervinieron Emiliano Duering Cufré y Salvador Tenorio Maya, responsable técnico y participante, respectivamente, del proyecto “Educación para la cuidadanía; Cogeneración de conocimientos y saberes con niños, niñas y jóvenes sobre la construcción de paz y el cuidado colectivo, en barrios considerados peligrosos” de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ), quienes hablaron sobre un proyecto que busca cogenerar conocimientos con niñas, niños y adolescentes sobre las implicaciones de las violencias cotidianas; “es decir, trabajar con ellas, con ellos, como investigadores de este tema que nos preocupa y a partir de ello, crear y transformar espacios tanto físicos como simbólicos de encuentro”, explicó Duering Cufré. 

Tenorio Maya abundó que se proponen espacios donde niños, niños y adolescentes puedan crear su propia forma de investigar, de visualizar, compartir qué es lo que les resulta violento y cómo atenderlo ahora. “Como buen entorno momentáneo, no pretendemos generar chicos desadaptados al entorno, sino que cuando puedan volver a este entorno, donde viven, tengan más herramientas para enfrentar la violencia”.

Por último, concluyeron en la necesidad de reconocer a niñas, niños y adolescentes como sujetos de derecho, pensantes y con una historia, más allá de simples beneficiarias o beneficiarios de derechos, ya que cuentan con una voz para definir lo que desean o no hacer, promoviendo su participación en la construcción del mundo común.

La sesión fue moderara por la Dra. Silvia López Estrada, profesora-investigadora del Departamento de Estudios de Población de El Colegio de la Frontera Norte.

Para visualizar la sesión completa, puedes acceder mediante el siguiente enlace.