GRACIELA DE LA LUZ MARTÍNEZ DELGADO
Campesina y apicultora oriunda de una comunidad del municipio de Dolores Hidalgo, Cuna de la Independencia Nacional, Guanajuato. Representante del Cedesa.
El Centro de Desarrollo Agropecuario A. C. (Cedesa), rubrica la importancia de la organización comunitaria en la construcción de alternativas para lidiar con la contaminación del agua y los conflictos ambientales. El Centro ha trabajado con representantes de más de 100 comunidades rurales en los municipios de Dolores Hidalgo, San Diego de la Unión, San Luis de la Paz, San Miguel de Allende y San Felipe, que forman parte de la Cuenca de la Independencia (CI) en Guanajuato.
La historia comienza en la década de 1960. Entonces, para abastecer a las comunidades de la región, se usaba el agua de pozos someros, norias, ríos, arroyos, manantiales, estanques y presas. Sin embargo, debido a que en estos mismos lugares bebían agua también los animales, era común que la población presentara enfermedades gastrointestinales y de la piel.
Esta situación llevó a que, en 1979, decidiéramos realizar un diagnóstico participativo con 20 comunidades aledañas para entender mejor los problemas comunes ligados al agua. Con esta actividad se abrió un primer diálogo acerca de la importancia de tomar agua limpia y se llegó al acuerdo de realizar gestiones para asegurar su abastecimiento en la región. A partir de entonces, se comenzaron a organizar regularmente asambleas comunitarias y, con ello, se habilitó un espacio de análisis y toma de decisiones que nos permitió reunir fondos para alcanzar nuestras metas.
Con las estrategias de participación y movilización desarrolladas en las asambleas a lo largo de 12 años (1980-1992), se logró instalar pozos de agua potable para 60 comunidades de 3 municipios de la CI. Además, gracias a la organización local y regional, nació la Unión de Comunidades Campesinas del Norte de Guanajuato (Uccang). En esta primera etapa de organización, se hizo evidente la necesidad del fortalecimiento de la autonomía de las comunidades, por lo que comenzó una dura fase de negociación con las autoridades. Aunque el camino fue difícil por las acciones represivas —que incluso llevaron a algunos participantes del movimiento a la cárcel—, después de muchas gestiones y movilizaciones se logró que los ayuntamientos respetaran la autonomía comunitaria en la administración, operación y mantenimiento de los sistemas de agua.
Sin embargo, los problemas no acabaron aquí. Con la administración comunitaria de los pozos nos dimos cuenta de que algo no andaba bien con el agua subterránea: cada vez había que agregar más tubería a la bomba para tener acceso a este recurso. Esto coincidió con que, a través del Concejo para el Desarrollo del Norte de Guanajuato (Codenorte), nos enteramos de que el Centro de Geociencias de la UNAM estaba realizando estudios sobre el agua subterránea en la CI y nos pusimos en contacto con algunos de sus investigadores, lo cual, a la larga, ha tenido resultados de largo alcance. Los estudios científicos vieron la luz en 2002 y confirmaron nuestras sospechas, pues mostraron que el nivel freático se había dañado por la mala gestión y la extracción excesiva de agua subterránea, dedicada a satisfacer las necesidades de la agroindustria.
Este encuentro con los investigadores del Centro de Geociencias permitió sumar esfuerzos a la lucha y llevó a la realización del Primer Diplomado Práctico en Aguas Subterráneas (2008-2009), dedicado a difundir conocimiento científico acerca de los problemas del agua subterránea en la región. El diplomado nos empoderó a todos, pues nos permitió entender mejor las causas y la gravedad del problema de contaminación del agua con elementos tóxicos (flúor, arsénico y otros), lo que conlleva severas consecuencias sobre el ambiente y la salud de las personas. En estas actividades participaron más de 100 representantes de comunidades de la CI que se volvieron a su vez responsables de elaborar un proyecto y comunicar lo aprendido al resto de sus colectivos.
Este proceso nos ayudó a formar una identidad territorial con la CI como centro, y de ahí surgió la Coalición en Defensa de la Cuenca de la Independencia (Codecin), que integra a ocho organizaciones de base. El acompañamiento que hicieron los investigadores fue muy enriquecedor, pues nos permitió valorar la importancia del conocimiento científico y hacer actividades de difusión entre los miembros de las distintas comunidades. Por ello, en 2017 la Codecin y el Centro de Geociencias organizamos el segundo diplomado, donde reafirmamos lo aprendido, profundizamos en la comprensión de textos científicos centrados en la región y desarrollamos nuevos conocimientos de toxicología y leyes.
A lo largo de los años hemos seguido trabajando. Como parte de la Asamblea Nacional de Afectados Ambientales (ANAA), en 2013 participamos en el Tribunal Permanente de los Pueblos, y organizamos la preaudiencia «Devastación del Recurso Hídrico Nacional». En 2019 participamos en el «Toxitour» con las regiones denominadas «infiernos ambientales», que buscaba llamar la atención de la Semarnat y encontrar soluciones a nuestras problemáticas socioambientales. Además, realizamos un proceso de cosecha y ahorro de agua de lluvia (apoyado desde el 2008 por el Club Rotario del Medio Día de San Miguel de Allende) que llevó a la construcción de cisternas de ferrocemento y sanitarios ecológicos secos para más de 1 500 familias. Por último, la relación y cohesión entre la ciencia y la organización social a lo largo de más de 10 años nos ha permitido participar en el Pronaces Agua del conacyt. En todo este proceso se hizo evidente el importante papel que las mujeres desempeñan como líderes de procesos de transformación regional y los enormes beneficios de contar con el apoyo de científicos para diagnosticar y solucionar los problemas ambientales. La lucha en defensa de la vida sólo puede hacerse mediante la construcción de un sujeto social colectivo, tejiendo una red de grupos y comunidades que luchen por un mismo objetivo.
Desde que comenzaron las asambleas, el tema del agua limpia ha sido esencial para la dignidad, libre determinación y autonomía en las comunidades de la CI. Actualmente, seguimos con acciones de difusión, movilización y visibilización de la problemática del agua y la minería a cielo abierto (que representa un tema adicional de contaminación ambiental y daño a la salud). En todos estos años, el acompañamiento de investigadores y asesores que tienen una gran sensibilidad y calidad humana, en un ambiente de respeto mutuo, ha fortalecido nuestro proceso de vida.