¿Qué le hacen las drogas al cerebro?  

Las drogas interfieren en la transmisión de mensajes entre neuronas. La mayoría tienen una estructura similar a los neurotransmisores, uniéndose a sus receptores de manera parecida a los neurotransmisores naturales. Por ejemplo, el cannabis tiene las moléculas activas cannabidiol (CBD) y tetrahidrocannabinol (THC), que se unen a receptores de endocanabinoides y de dopamina en el cerebro; muchas drogas alucinógenas, como el ácido lisérgico (LSD), la psilocibina presente en los “hongos mágicos” del género Psilocybe y la mezcalina presente en el peyote se parecen estructuralmente a la serotonina; muchos estimulantes como la cocaína se unen a receptores de dopamina, el alcohol a receptores de ácido gama-aminobutírico (GABA) y los opiáceos como la heroína se unen a receptores de opioides. Cuando el consumo de estas sustancias se vuelve problemático, ocurren cambios en dos áreas del cerebro:  

  1. El circuito de la recompensa: esta es una red neuronal importante para la motivación, donde se libera dopamina cuando hacemos cosas que nos gustan, como comer, disfrutar un rato con la familia o amigos o tener actividad sexual. Algunas drogas activan intensamente este circuito, produciendo un gran placer al consumirlas. Pero cuando se usan repetidamente, el circuito se adapta y libera cada vez menos dopamina, lo que hace que a la persona le resulte difícil experimentar placer, y requiera dosis cada vez más fuertes para lograr el mismo efecto. A esto se le llama tolerancia.  
  1. La amígdala: éste es un circuito que participa en la regulación de emociones y en las sensaciones negativas y estresantes como la ansiedad, la irritabilidad, el enojo y el miedo. A medida que aumenta el consumo de droga, la amígdala se vuelve cada vez más sensible, de manera que cuando se suspende el consumo ocurren sensaciones negativas como ansiedad e irritabilidad. A esto se le llama abstinencia.  

La psilocibina es considerara una droga psicodélica de investigación que se sintetiza o se deriva de un género particular de hongos, y produce grandes efectos en la percepción y la conciencia (por ejemplo, alucinaciones).   

La palabra “alucinógeno” describe sustancias cuyos efectos principales incluyen la alteración de la percepción sensorial, el estado de ánimo y los patrones de pensamiento. Los alucinógenos naturales se han utilizado durante milenios como parte de las actividades rituales y religiosas. El primer alucinógeno sintético, la dietilamida de ácido lisérgico (LSD), fue sintetizado en 1938 por el químico Albert Hofmann. Sus propiedades alucinógenas fueron reconocidas por accidente en 1943 cuando el Dr. Hofmann estuvo expuesto inadvertidamente al LSD mientras trabajaba en su laboratorio. El LSD se comercializó inicialmente como un agente anestésico y se promocionó como un complemento para el psicoanálisis. En la década de 1960, el LSD surgió como una droga recreativa. Su popularidad alcanzó su punto máximo a finales de la década de 1960 y principios de la década de 1970 y ha estado disminuyendo desde entonces. La droga fue prohibida por la ley federal de los Estados Unidos en 1966. Actualmente hay un interés renovado en las aplicaciones terapéuticas del LSD, incluido el manejo de la depresión resistente al tratamiento, los trastornos por uso de sustancias y la depresión y la ansiedad graves relacionadas con la enfermedad terminal (Delgado, J. 2023).  

Referencias

Delgado, J. (2023). Intoxication from LSD and other common hallucinogens. UpToDate.