La restauración del Lago de Texcoco es un proyecto prioritario para el actual gobierno. La intervención sobre este sitio de enorme riqueza natural, que estuvo a punto de desaparecer, tiene como principal objetivo garantizar el bienestar de los habitantes de la Cuenca de México.
Este proyecto se enfrenta a una serie de retos. El primero es contar con una visión regional. Esto es necesario porque el agua que alimenta al lago viene de lejos, desciende de ríos y flujos de agua subterránea que nacen de las serranías que lo rodean. Lo que sucede en estos sitios, como la contaminación de los ríos o la explotación excesiva de los pozos, tiene un impacto en la zona. Por ello se requiere implementar estrategias de manejo integral del agua en toda la región.
Otro desafío es lidiar con la presión de la dinámica urbana, pues el lago se extendía hasta lo que hoy son municipios y alcaldías del Estado de México y el nororiente de la Ciudad de México. Actualmente, estas zonas están densamente pobladas y sufren hundimientos, agrietamientos e inundaciones. Sin embargo, al oriente del Estado de México aún se conservan más de 12 mil hectáreas de zona lacustre y, a su lado, áreas agrícolas y bosques que han permitido que el agua siga fluyendo y cuya preservación es vital.
La restauración implica, entonces, un reto social y ambiental. El lago no es sólo un cuerpo de agua, sino un sitio único en el mundo por sus suelos salinos. Es refugio, zona de alimentación y descanso de miles de aves —muchas migratorias de Canadá y Estados Unidos— y tiene una gran importancia cultural, ya que en él se llevan a cabo actividades como la colecta de tequesquite, de ahuautle y de romerito. De tal forma, el proceso de rescate supone emprender un trabajo interdisciplinario y la construcción de un vínculo entre las autoridades, la academia y la sociedad.
Actualmente, se llevan a cabo esfuerzos institucionales e intersectoriales que tienen como apuesta la preservación de este espacio como reserva ecológica de uso público. Para lograr esto, se cuenta con la participación de autoridades del sector ambiental, urbano y científico, así como de expertos y organizaciones sociales que, con base en los principios del bien común y el cuidado del ambiente, buscan llevar a cabo un proyecto en beneficio de todos los mexicanos.