EL COMEDOR AGROECOLÓGICO DEL CONACYT

KARLA PEREGRINA OROPEZA
Coordinadora de Proyectos, Información y Comunicación Estratégica del Conacyt.

*Discurso ofrecido el jueves 26 de septiembre del 2019, durante la inauguración del proyecto “De Saberes y Sabores”, en conmemoración del Día Nacional del Maíz.

La situación alimentaria en México podría considerarse como catastrófica. Hoy en día, el país enfrenta una epidemia de sobrepeso, obesidad, diabetes y otros padecimientos asociados a la llamada “dieta neoliberal”, caracterizada por el consumo de alimentos con un alto contenido de grasas, azúcar, sal y calorías vacías, que causan adicción mientras sacrifican una ingesta equilibrada y saludable de nutrientes en pos de ganancias económicas.

Desde que, en junio del 2018, la actual administración publicara su Plan de Reestructuración Estratégica del Conacyt para Adecuarse al Proyecto Alternativo de Nación, ya se establecía un compromiso con los grandes problemas nacionales, especialmente aquellos que aquejan a la mayor parte de la población, “como son los impactos desmedidos de contaminantes ambientales en la salud, la baja calidad de los alimentos y del agua”, y se ofrecía promover nuevos enfoques científicos y tecnológicos con perspectiva social para apoyar en el restablecimiento de la soberanía alimentaria, que implica asegurar que cada persona en este país tenga una cantidad suficiente, diversa y adecuada de alimentos, sin dejar de lado que éstos sean seguros, sanos y cuya producción y distribución fortalezca a las familias que los producen y se favorezca el cuidado del medioambiente.

El artículo 4° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos afirma que: “Toda persona tiene derecho a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. El Estado lo garantizará”. Del mismo modo, el Artículo 33 sobre las Condiciones Generales de Trabajo del Conacyt indica que: “El Conacyt proporcionará, dentro de sus instalaciones, un servicio de cafetería procurando la mayor calidad posible para sus trabajadores (as)…”, sin embargo, en el pasado, este derecho se cumplía de una manera precaria e insuficiente, ya que los alimentos que se ofrecían no estaban bien balanceados, con exceso de carbohidratos y aceites vegetales refritos, maíz industrializado contaminado con agrotóxicos y transgénicos, además de otros componentes no saludables. Para la actual administración del Conacyt, la salud de los trabajadores y las trabajadoras –y la de todos los mexicanos–, no es un asunto trivial y, en el caso del comedor institucional, “es un derecho adquirido y debe cumplirse a cabalidad”.

Y como un acto de congruencia y compromiso con la comunidad trabajadora del Conacyt, se estableció un proyecto de comedor innovador, consistente en un modelo circular de alimentación sana, caracterizado por apoyar a las comunidades campesinas y el cuidado ambiental; con una dieta balanceada avalada por un especialista en nutrición y elaborada con ingredientes agroecológicos –es decir, que son producidos por familias campesinas y pequeños productores de la Ciudad de México y estados circundantes en forma natural y libre de tóxicos– y se complementa con productos no industrializados de pescado, pollo o pavo.

Establecer este nuevo modelo de comedor ha implicado un esfuerzo múltiple, sin embargo, tenemos la convicción de que la oportunidad de ser congruentes con el discurso y empezar en casa, es una manera de demostrar que otro mundo es posible y que un trabajo continuo, con rumbo y con la mirada puesta en la construcción de comunidad, no puede sino ser exitoso.

Sabemos que la dieta no sólo forma parte de la cultura, sino que tiene efectos sobre la salud y el ambiente. También sabemos que en épocas recientes estos elementos que forman parte del interés público, han sido sacrificados para favorecer intereses privados.

Estamos conscientes de que los centros de trabajo son entornos fundamentales para promover la salud a través de acciones que estimulan hábitos saludables que, potencialmente, conforman nuevos saberes que enriquecen la vida de las y los trabajadores. Los alimentos dan forma a las culturas y definen quienes somos.

La transformación del comedor del Conacyt conjunta los saberes científicos y tradicionales con los sabores reales de los alimentos naturales, de ahí su nombre: De Saberes y Sabores. Porque, ¿qué sentido tienen la ciencia, el desarrollo tecnológico y las humanidades, si su ejercicio no se transforma en acciones cotidianas que se traduzcan en la mejora de la calidad de vida de las personas y el cuidado del ambiente?

Por ello, comprometernos con el cuidado de los alimentos que ingerimos junto con nuestros compañeros y compañeras del Conacyt no es ningún lujo; es una forma de, por un parte, sumarnos al cumplimiento cabal de un mandato constitucional pero especialmente implica una manera de hacer comunidad estableciendo acciones de autocuidado, cuidado de nuestras y nuestros compañeros, de la comunidad circundante y también del ambiente.

Finalmente, como un acto de memoria y gratitud a Francisco Toledo, el hombre que convirtió el arte en una jornada continua plasmada en acciones constantes de amor, rebeldía, compromiso y lucha sin fin –porque su legado sigue–, es preciso mencionar que no hay lucha pequeña y que, cuando se tienen los ideales bien puestos, los sueños pueden cumplirse. Aquí me permito citar un tuit de Juan Mayorga que, con relación al Maestro Toledo, guardián de la cultura y del maíz nos dice: “De Toledo aprendimos que el arte puede ser antitransgénicos, antiextractivismo, buscar a los 43 de Ayotzinapa, reconstruir casas destruidas por los terremotos, aventarle tamales a un McDonalds y repudiar a los malos gobiernos”.

Y también aprendimos el buen sabor que nos dejan las pequeñas victorias cotidianas, como la victoria que representa nuestro modelo de comedor agroecológico, De Saberes y Sabores, este espacio de compromiso con los derechos de los trabajadores (as), que fomenta condiciones laborales dignas, reduce la desigualdad e impacta positivamente en la salud y el bienestar de su comunidad.

Así también construimos Ciencia por México.