Día Mundial del Medio Ambiente

Conacyt

La explotación del medio ambiente ha llegado a extremos insostenibles. Cada año se pierden cerca de 4.6 millones de hectáreas de bosques y, tan sólo en el último siglo, la mitad de los humedales y arrecifes de coral del planeta fueron destruidos (ONU, 2021). El deterioro de los ecosistemas genera una reacción en cadena catastrófica: sin suelos sanos, turberas y grandes extensiones de bosques, los gases de efecto invernadero se almacenan en la atmósfera y producen condiciones ambientales hostiles en las que la biodiversidad disminuye y los patógenos se propagan. Esto no sólo trae consigo consecuencias devastadoras para el desarrollo de las sociedades humanas, sino que representa una amenaza para el desarrollo de la vida en su totalidad. Por ello, revertir el daño causado a los ecosistemas es una labor urgente.

La crisis ambiental actual está compuesta por tres fenómenos interrelacionados que afectan desde los campos de cultivo hasta las profundidades marinas: el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación. Atenderlos simultáneamente y desde una visión integral es la clave para restaurar el equilibrio de los ecosistemas.

A esta necesidad responde el Decenio de las Nacionales Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas (2021-2030), que se propone mejorar acelerar y ampliar la restauración para revitalizar los ecosistemas terrestres y acuáticos. Reestablecer los servicios ecosistémicos requiere de una serie de acciones globales coordinadas que permitan formar un continuo restaurativo: 1) reducir los impactos ambientales de las actividades humanas, 2) mejorar el manejo de ecosistemas, 3) reparar los ecosistemas dañados y 4) generar estrategias para la recuperación total de su funcionamiento.

La investigación desempeña un papel fundamental en este proyecto de restauración, pues sólo mediante estudios científicos rigurosos es posible contar con información suficiente y actualizada que permita establecer políticas públicas adecuadas. El reto de generar nuevos marcos normativos para la producción agropecuaria, la producción industrial y la protección ambiental debe abordarse desde una perspectiva multidisciplinaria que tenga en cuenta la dimensión social, económica y política de los problemas ambientales. De igual manera, este desafío requiere del apoyo de los gobiernos hacia la comunidad científica y de la comunicación entre el sector público, el sector privado, los académicos y la sociedad. Todo lo anterior permitirá establecer estrategias nacionales de restauración a largo plazo que beneficien a las comunidades humanas afectadas.

La degradación de los ecosistemas en México es alarmante. Entre el 1 de enero y el 3 de junio de este año, la Conafor registró 5,813 incendios forestales en la República que afectaron cerca de 410,908 hectáreas de superficie (Conafor, 2021). A esto se suma el hecho de que nuestro país ocupa el quinto lugar mundial en deforestación, pues cada año pierde cerca de 600,000 hectáreas de bosques y selvas (Mas et al., 2000) y que la mayor parte de los proyectos de restauración terrestre presentan una dimensión a pequeña escala (el 67 % son < a 100 ha) (Mendez-Toribio et al., 2018).

Los ecosistemas acuáticos también se encuentran profundamente afectados. El INEGI reportó que existen 5,000 puntos de descarga de aguas residuales municipales sin tratamiento; la mitad de éstos se ubica en ríos o arroyos y poco más de una cuarta parte en suelos o barrancas. (INEGI, 2021). Por otra parte, aunque el territonio nacional tiene 2.7 millones de kilómetros cuadrados de mar y el 20% se encuentra protegido (CONANP, 2021), el presupuesto destinado a su conservación es muy bajo. Lo anterior, sumado a la sobrepesca, el turismo, el calentamiento global y la contaminación industrial, genera condiciones adversas para los ecosistemas marinos y pone en riesgo a numerosas especies.

Actualmente, México es uno de los países con más especies en peligro de extinción a nivel global (535) y con más especies amenazadas de América Latina (912) (Conabio, 2020). Estos datos hacen patente la urgencia de un cambio. Para revertir los daños causados es necesario tomar en cuenta que la restauración es una actividad política y, en esta medida, requiere de un marco legal y políticas públicas adecuadas para poderse llevar a cabo. De la misma forma, es necesario que las actividades de restauración desarrolladas en el territorio mexicano estén acompañadas de regulaciones pertinentes que limiten la extracción de recursos y la contaminación industrial.

Esta labor de carácter monumental no sólo implica desarrollar nuevas tecnologías que permitan remediar las consecuencias escandalosas de las acciones humanas a lo largo de las últimas décadas, sino que exige una transformación profunda en los imaginarios de dominio que han hecho posibles dichas acciones ¿Qué tipo de relaciones queremos establecer de ahora en adelante con nuestro entorno? ¿Cómo configurar un mundo donde se privilegie la cooperación al dominio?

La estrategia global de control de daños debe ir acompañada de un proceso particular en el que cada sociedad modifique sus hábitos cotidianos perniciosos y busque estrategias pertinentes para enfrentarse a las exigencias de productividad irresponsable impuestas por el capitalismo. La lógica de la acumulación actual impone un patrón de productividad acelerada donde las ganancias monetarias son la única prioridad. Aunque parece difícil encontrar alternativas en medio de un panorama económico tan complejo, ignorar las consecuencias a largo plazo de este sistema resultaría catastrófico.

Por ello, el objetivo común de todas las naciones en este Decenio es generar las condiciones para que los seres humanos, el resto de los organismos vivos y la tierra se relacionen de manera fecunda. ¿Qué recursos tenemos a la mano para cuidar los lazos que nos unen al resto de especies que habitan el planeta? ¿Cómo desarrollar una nueva relación con nuestro territorio y generar mecanismos que nos permitan cuidarlo?

Imaginar nuevas formas de relación con la naturaleza es fundamental para dicha lograr dicha transformación, pues el modelo económico actual está basado en patrones de extracción de recursos que sobrepasan la capacidad de regeneración de los ecosistemas. La situación de emergencia ecológica actual exige generar estrategias integrales y alianzas entre los gobiernos, los científicos, las empresas, los agricultores y los trabajadores, pues el cuidado del medio ambiente es una labor colectiva.

REFERENCIAS:

Conabio. (2020) Categorías de riesgo en México. https://www.biodiversidad.gob.mx/especies/catRiesMexico.

Conafor. (2021) Reporte Semanal Nacional de Incendios Forestales. https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/643964/Reporte_del_01_de_enero_al_03_de_junio_de_2021.pdf

CONANP. (2021). Áreas Naturales Protegidas decretadas. http://sig.conanp.gob.mx/website/pagsig/datos_anp.htm

INEGI. (2021). Estadísticas a propósito del día mundial del medio ambiente. https://www.inegi.org.mx/app/saladeprensa/noticia.html?id=6586

Mas, J.-F., Velázquez, A., Díaz-Gallegos, J. R., Mayorga-Saucedo, R., Alcántara, C., Bocco, G., Castro, R., Fernández, T., Pérez-Vega, A. (2004). Assessing land use⁄cover changes: a nationwide multidate spatial database for Mexico. International Journal of Applied Earth Observation and Geoinformation, 5, 249-261.

Mendez-Toribio, M., Martínez-Garza, C., Ceccon, E., Guariguata, M. R. (2018). La restauración de ecosistemas terrestres en México. Estado actual, necesidades y oportunidades. CIFOR. https://www.cifor.org/publications/pdf_files/OccPapers/OP-185.pdf

ONU. (2021). Día Mundial del Medio Ambiente 5 de junio. https://www.un.org/es/observances/environment-day