MARGARITA MARTÍNEZ PÉREZ
Doctora en Lingüística Indoamericana.
Profesora-investigadora en la Facultad de Humanidades,
Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
Ää: manifiestos sobre la diversidad lingüística | libro
Yásnaya Elena Aguilar Gil | autora
2020 | año
Almadía Editorial y Bookmate Limited | editorial
La obra Ää: manifiestos sobre la diversidad lingüística, de Yásnaya Elena Aguilar Gil, consta de 38 artículos publicados en la revista Este País durante 2011 y 2015, acompañados de una colección de posts y tweets que los nutren. El libro exhorta a valorar la diversidad lingüística y cultural que existe en el mundo. En cada texto se hallan razones bien argumentadas sobre la importancia de mantener vivas todas las lenguas y, de manera concreta, las existentes en el territorio mexicano. Asimismo, estos escritos denuncian y cuestionan las políticas del Estado mexicano dirigidas contra el uso de las lenguas de mayor vulnerabilidad, pues no sólo provocan una negación constante y efectiva de éstas, sino también de sus hablantes y del territorio habitado por ellos.
Aguilar Gil hace un análisis comparativo de los rasgos propios de las lenguas habladas en México en el que señala sus diferencias y sus rasgos comunes para, con ello, generar una mayor consciencia y sensibilidad acerca de la importancia de mantenerlas vivas. Cada texto que integra la obra contiene un agudo análisis sobre las múltiples caras y matices de la discriminación y el colonialismo que han atravesado los hablantes de lenguas distintas al español. Esto último se hace patente en las diversas formas de presión a las que nos encontramos sometidos, entre las que destaca la constante necesidad de elegir si hablar nuestra propia lengua o hablar español. Así, la autora pone de manifiesto que, en pleno siglo XXI, el Estado mexicano sigue considerando como un problema el monolingüismo de los hablantes de lenguas distintas al español, mientras que, en el caso del hispanohablante, esto nunca ha sido así. Si se mantiene esta postura, no será posible frenar la muerte de las lenguas, ni establecer relaciones interculturales sanas y equitativas.
Así pues, este volumen es una colección de denuncias en contra de la discriminación lingüística, del menosprecio hacia los hablantes de lenguas distintas al español, de la constante violación de sus derechos lingüísticos y de la falta de acceso a la libre determinación de sus territorios. Esto evidencia que, aunque lo pregone a nivel discursivo, el Estado mexicano aún no ha construido una verdadera relación de interculturalidad.
Respetar la diversidad lingüística implica reconocer y valorar a los hablantes. Sin embargo, surgen dudas: ¿cómo valorar aquello que se desprecia?, ¿cómo respetar aquello que se niega y se oculta? La violencia lingüística en el país aumenta día con día, los hablantes de estas lenguas somos despojados constantemente de nuestro territorio, se sigue practicando la extracción de conocimientos y de recursos naturales. Por ello, la presente obra expone una serie de cuestionamientos al proyecto homogeneizador que ha provocado la muerte acelerada de lenguas y exige una respuesta por parte del Estado mexicano.
En conclusión, la autora nos invita a abrir nuestros oídos y nuestra mente para vivir desde la diversidad de lenguas existentes en el país, lo que implica dejar de tratar al español como el único idioma del conocimiento o de la razón y como el único con tradición escrita. Es necesario reconocer que todas las lenguas del mundo son lenguas de conocimiento —es decir, de razón— y que, en muchos casos, cuentan con una larga tradición de escritura que, aunque fue interrumpida por la colonización, persiste y encuentra refugio en textiles o en otras prácticas culturales.
Esta obra también nos pide entender que la extinción de las lenguas en riesgo no es sólo un asunto lingüístico, cultural y étnico, sino un problema de índole social; que lo lingüístico es político; que el asunto indígena no es sólo de indígenas; y que la defensa de estas lenguas implica la defensa de los territorios y sus hablantes (quienes mantienen los conocimientos desde y con sus prácticas lingüisticas y culturales). En fin, que no hay lenguas sin hablantes y no hay hablantes sin territorios.
Finalmente, destaca en esta obra que los textos que la componen son amenos y claros, por lo que leerlos resulta un goce. La autora posee un estilo didáctico que resulta atractivo para cualquier persona, sin distinción de edad y nivel de escolaridad. Éste es un texto dialógico que teje la voz propia con la voz comunitaria para reflexionar sobre la lucha por la diversidad y la vitalidad lingüística, en un contexto de violencia sistemática contra pueblos y comunidades que defienden su lengua y territorio.