Cien años de educación indígena y rural en perspectiva transdisciplinaria

MARCO ANTONIO CALDERÓN MÓLGORA
Profesor e Investigador del Centro de Investigaciones Antropológias de El Colegio de Michoacán. Responsable técnico del proyecto «Cien años de educación indígena y rural en perspectiva transdisciplinaria: historias y desigualdad social», modalidad grupal. Corresponsables técnicos: Carlos Escalante (Colegio Mexiquense), Karina Vázquez (Universidad Nacional Autónoma de México, Unidad Morelia), Saúl Velasco (Universidad Pedagógica Nacional), Federico Mancera (Centro de Investigación y Docencia de Chihuahua) y Lorgio Coba (Universidad Autónoma de Yucatán).

En el 2021 se cumplen cien años de la fundación de la Secretaría de Educación Pública. Durante ese largo periodo, el gobierno mexicano impulsó distintos proyectos educativos enfocados en la población indígena y rural, con el objetivo de formar ciudadanas y ciudadanos, alcanzar la modernización del país y generar igualdad social. Por varias décadas, en el marco de dichos proyectos, muchos políticos, intelectuales y científicos, hombres y mujeres, plantearon la «heterogeneidad cultural» de la población como uno de los grandes problemas de la nación.

Este término designa la gran diversidad de lenguas indígenas, de contextos naturales, de formas de concebir el mundo y de maneras de relacionarse que existen en el territorio mexicano. Dicha situación se observa claramente en las diferentes formas de alimentarse, de cuidar el cuerpo y de sanar enfermedades, en las maneras de ganarse la vida y satisfacer las necesidades primarias, es decir, en la multiplicidad de prácticas culturales. Dado que esta situación fue considerada problemática, los proyectos educativos del gobierno federal mexicano buscaron «civilizar», «regenerar», «alfabetizar», «asimilar», «incorporar», «integrar» o «aculturar» a la población indígena y rural.

Dos hechos son particularmente significativos. Por un lado, a pesar de que un propósito central del gobierno federal, tanto en la política educativa como en otras vinculadas con el desarrollo, ha sido promover la igualdad social, en la práctica la desigualdad tendió a incrementarse a lo largo del tiempo, sobre todo a partir de la significativa reforma del Estado inspirada en principios neoliberales que inició en la década de 1980.

Asimismo, a pesar de que los esfuerzos estatales estuvieron dirigidos a promover una cultura homogénea para la población mexicana, las diferencias culturales permanecieron. De hecho, en la década de 1990, se incorporó el concepto de «interculturalidad» a las políticas públicas, lo que implicó —al menos en el discurso— una transformación en la forma de concebir la diversidad cultural, que a partir de ese momento comenzó a reconocerse como un rasgo positivo de la sociedad contemporánea. De esta manera, la heterogeneidad cultural dejó de ser un problema nacional y llegó a convertirse en una virtud, lo que incluso le permitió adquirir un nombre distinto.

A pesar del aumento del número de escuelas, así como de los niveles educativos de algunos segmentos de la población a través de los años, México continúa siendo un país con una significativa heterogeneidad cultural —ahora calificada positivamente como diversidad— y con un problema creciente en relación con la desigualdad de oportunidades y acceso a los servicios, agudizado por un crecimiento demográfico significativo. Esto último ha dado paso a múltiples problemas que perjudican la calidad de vida de la mayor parte de la población y el funcionamiento de la democracia.

Para explicar la brecha entre los objetivos de los proyectos educativos de la Secretaría de Educación Pública enfocados en el ámbito rural e indígena y sus resultados concretos, hemos desarrollado un proyecto de investigación colectivo en el marco de la convocatoria de Ciencia de Frontera del Conacyt. En él analizaremos las transformaciones de las políticas educativas a lo largo del tiempo y exploraremos su relación con el tema de la desigualdad social. Para ello, haremos referencia a los siguientes factores: 1) los fundamentos teóricos e ideológicos que influyeron en la organización de los proyectos educativos; 2) la forma en que tales proyectos se implementaron en la práctica; 3) el contexto político local y regional, lo que incluye la politización del magisterio y la constitución o reproducción de cacicazgos individuales o gremiales; 4) la experiencia cotidiana de los docentes, alumnos y padres de familia en cuanto a la forma de hacer efectivos sus derechos relacionados con la educación; 5) la manera en que la población se apropió de dichos proyectos; y 6) sus posibles efectos en la movilidad social.

El objetivo de nuestra investigación es explicar las consecuencias sociales, culturales y políticas de los proyectos de educación indígena y rural a lo largo de los cien años de existencia de la Secretaría de Educación Pública. Para ello, reconstruiremos la historia de algunos internados indígenas, de ciertas escuelas normales rurales, de dos experiencias de alfabetización bilingüe y de algunas instituciones de educación intercultural.

La propuesta consiste en analizar instituciones específicas. En cuanto a los internados indígenas consideramos el caso de Paracho, en Michoacán; los de Tónachi y Eréndira, en Guachochi, Chihuahua; el de Balamtún, en Yucatán; y el de Zinacantán, en los Altos de Chiapas, así como el de Carrillo Puerto, en Quintana Roo. En cuanto a las escuelas normales rurales analizaremos la Normal Luis Villareal (El Mexe), en Hidalgo; la Normal Vasco de Quiroga, en Tiripetío, Michoacán; y la Normal Ricardo Flores Magón, en Saucillo, Chihuahua. Se analizarán también los casos de San Diego Tekax, de Yucatán, y de Hecelchakán, Campeche. Estudiaremos también las experiencias de alfabetización bilingüe en algunas zonas de la península de Yucatán y de la sierra purépecha. En cuanto a la educación intercultural, se analizará el caso de la Normal Indígena Intercultural Bilingüe Jacinto Canek, de Chiapas; la Escuela Secundaria Técnica 87 Cruz Rarámuri, de Basihuare, pequeña población del municipio de Guachochi, Chihuahua; y la Universidad Intercultural del Estado de México. En el camino, se añadirán otros casos, dependiendo de la disposición de recursos, tanto humanos como materiales.

Tanto en la historia como en el presente, buscamos hacer etnografía, es decir, analizar dinámicas de interacción vinculadas a la organización, implementación y apropiación de los proyectos educativos, esto es, procesos en los que formas de actuar, de pensar y comportarse en la vida cotidiana, a fuerza de repetirse, se transforman en hábitos o costumbres. A su vez, nos interesa explorar la relación entre la diversidad cultural, la (des)igualdad social y el ejercicio de los derechos ciudadanos. Una reflexión al respecto permitirá reconocer los límites de los proyectos del pasado y de las políticas actuales, así como señalar con mayor claridad los retos de las políticas educativas futuras dirigidas a una sociedad culturalmente diversa e interconectada que cada vez se vuelve más compleja.

Como resultado de este proyecto, se publicará un libro que analice los estudios de caso considerados y explore la relación entre educación y desigualdad social. Dicha publicación incluirá una sección estadística que aporte información suficiente para reflexionar en torno a los niveles de escolaridad y las posibilidades de movilidad social. Produciremos además un documental sobre la historia de la educación indígena y rural, así como algunas publicaciones de difusión. Por último, crearemos un «Archivo de la Palabra» en Yucatán y una base de datos con la información recolectada a lo largo del proyecto.