En México, la muerte prematura de jóvenes vinculadas a fenómenos violentos significó un total de 17 676 009 años de vida perdidos en 2019 según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía. El juvenicidio tiene como consecuencia sufrimiento psicológico y social, e impacta en el corto, mediano y largo plazo, en diversas variables económicas, como el ingreso, productividad, ahorro, logro educativo, por mencionar algunas.

El aniquilamiento sistemático y persistente de jóvenes como fenómeno en México se ha visto exacerbado por la violencia criminal, y representa violaciones directas a los derechos humanos de jóvenes, que, en gran medida, se vinculan con actividades delictivas o violentas por las condiciones estructurales en las que viven.

Este proyecto parte de la hipótesis de que existe una relación entre los juvenicidios, la violencia criminal y la narcocultura que se ha instaurado en Sinaloa, y que, los juvenicidios operan bajo las modalidades de desaparición forzada, desplazamiento forzado interno y feminicidio, que, si bien son fenómenos con sus propias caracterizaciones, en la actualidad se vinculan fuertemente a los fenómenos que viven los jóvenes entre los 12 a 29 años.