La ganadería extensiva en los trópicos de América presenta varios problemas importantes. Por ejemplo, no permite la conservación de los bosques y selvas, ni del suelo y agua, en parcelas o ranchos ganaderos. A menudo se eliminan la mayoría de los árboles en los pastizales, donde los animales pasan largos períodos de tiempo bajo el sol pisoteando y compactando constantemente el suelo. Además, es frecuente que se permita que el ganado beba agua directamente de ríos y arroyos, lo que causa su contaminación. Por otro lado, este tipo de manejo también promueve el uso de productos agroquímicos, como herbicidas y desparasitantes, que afectan negativamente al suelo y a los organismos que ahí habitan, y también contaminan arroyos, ríos y manantiales. Esto tiene consecuencias importantes: las tierras se han vuelto cada vez menos fértiles y se han perdido sus fuentes de agua, lo que afecta directamente la calidad y cantidad de forrajes disponibles para el ganado, así como las condiciones de bienestar y deshidratación que sufren los animales. Ante esta situación, para mantener la producción de carne y leche, las ganaderas y ganaderos muchas veces expanden sus potreros hacia las pocas zonas con vegetación nativa que quedan, o se ven obligadas a adquirir costosos insumos externos como: alimento comercial, complementos energéticos, vitaminas, sales minerales, medicamentos, desparasitantes, fertilizantes, herbicidas, plaguicidas, etc. Además, los bajos precios de venta de la carne y la leche, más la falta de mercados justos, hacen que esta actividad sea cada vez menos rentable y atractiva para las nuevas generaciones. Estas razones nos invitan a buscar una nueva forma de ganadería que trabaje con la naturaleza a favor y no en su contra: permitiendo la conservación de bosques y selvas y los diversos procesos que ocurren en ellos, incluyendo la fertilidad de los suelos, la disponibilidad del agua y la conservación de diversas especies, como aquellas que generan beneficios para la producción, por ejemplo, los escarabajos que degradan el estiércol del ganado o las aves que se alimentan de garrapatas. Estos cambios, además permiten recuperar un medio ambiente sano, donde otras actividades productivas puedan desarrollarse de manera sostenible.
Problemática
Pronaii Ganadería sostenible en la región de los Tuxtlas