La agricultura industrializada ha ocasionado severos daños a la vida comunitaria y al medio ambiente. En el sur de Jalisco, las huertas de aguacate y el monocultivo de berries deforestan bosques y abaten reservas de agua; en Nayarit, se corre el riesgo de pérdida del maíz raza Jala, el más grande del mundo, mientras que en Chiapas el monocultivo de maíz y el uso de agroquímicos afecta la productividad de los suelos.

Ante ello, este programa de transición agroecológica se presenta como una propuesta viable de agricultura que permita a los campesinos de México continuar en su actividad de manera sana y sostenible, además de convivir y proteger a la naturaleza. De igual forma, busca recuperar los lazos comunitarios y los saberes ancestrales, así como reivindicar cultivos fundamentales para la alimentación de los mexicanos y revalorar la importancia que tienen mujeres y hombres de todas las edades y origen étnico en la producción de alimentos.