26 de septiembre de 2024. El Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías (Conahcyt), en concurrencia con la Secretaría Ejecutiva de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad de los Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), presentaron resultados del proyecto de investigación “Monitoreo y seguimiento de las rutas potenciales de dispersión de secuencias transgénicas y residuos de herbicidas en maíz y productos derivados para el consumo humano: fortalecimiento de la soberanía alimentaria, salud humana y ambiental de México”.
En la conferencia de prensa “Contaminación transgénica del maíz en el sistema agroalimentario de México”, se expusieron acciones que han contribuido de forma eficiente a la detección y combate de esta problemática que, además, comprende la presencia de genes en el maíz mexicano como una herencia del neoliberalismo.
Además, de cómo el Decreto presidencial, por el que se establecen diversas acciones en materia de glifosato y maíz genéticamente modificado, ha servido como una herramienta eficaz que logró orientar acciones para salvaguardar la salud, un ambiente sano y la seguridad y autosuficiencia alimentaria, tal y como lo confirma el estudio que fue presentado.
El secretario ejecutivo de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), Alejandro Espinosa Calderón, explicó que los resultados presentados “son muestra de la convicción y resistencia férrea en defensa del maíz mexicano y el derecho soberano del pueblo de México a tener una alimentación libre de transgénicos en el centro de origen y diversificación genética del maíz”.
Relató que las acciones emprendidas por el primer gobierno de la Cuarta Transformación son el resultado de las exigencias de la sociedad civil, organizaciones no gubernamentales, y personas científicas y campesinas, pues “México es un ejemplo de resistencia mundial de cómo ha logrado detener a los oligopolios de semillas transgénicas y agroquímicos”.
Destacó que los decretos emitidos por el presidente Andrés Manuel López Obrador ―el 31 de diciembre de 2020 y el 13 de febrero de 2023― brindaron certidumbre a la decisión de no usar semillas transgénicas de maíz en la agricultura de México, así como claridad para no utilizar grano transgénico de maíz en la alimentación de la población mexicana.
Con los avances en el cumplimiento del decreto presidencial se afirma la importancia del derecho humano a una alimentación nutritiva suficiente y de calidad, y a un ambiente sano para el desarrollo y bienestar de las personas de estas y futuras generaciones, lo que confirma que, aunque aún hay grandes retos, México avanza por la senda correcta para combatir la contaminación transgénica, concluyó Espinosa Calderón.
También se abordó cómo México aboga por una mayor regulación y trazabilidad para evitar que la contaminación transgénica se profundice en el país, mientras que el gobierno de Estados Unidos y algunas agro empresas se han negado a estas medidas que previenen daños nocivos a la salud y al ambiente.
La responsable del proyecto de investigación, Patricia Delgado Valerio, expuso que el “Monitoreo y seguimiento de las rutas potenciales de dispersión de secuencias transgénicas y residuos de herbicidas en maíz y productos derivados para el consumo humano: fortalecimiento de la soberanía alimentaria, salud humana y ambiental de México”, evaluó la presencia y frecuencia de transgenes y residuos de herbicidas en maíz para el consumo humano y también, las posibles rutas de introducción de transgenes para establecer los posibles centros de dispersión y riesgo de contaminación en el país.
La estrategia de trabajo que garantizó la representatividad del muestreo, dijo, consistió en la toma de muestras en tres zonas del país: norte, centro y sur, y se colectó maíz en centros de acopio, semilleras y harineras de 23 estados de la república.
Destacó que los análisis moleculares de las secuencias transgénicas se realizaron mediante el uso de la técnica de PCR en tiempo real, y para el caso del análisis de trazas de glifosato y glufosinato, fue a través de la técnica de cromatografía de gases.
Con todo ello se evidenció la presencia de transgénicos del maíz en un 25 por ciento del total de la muestra; 78 por ciento en grano, 16 por ciento en semilla y 6 por ciento en harinas. Los estados que presentaron mayor porcentaje de presencia de secuencias transgénicas fueron: Puebla, Hidalgo, Morelos, Estado de México, Guanajuato y Jalisco, tanto para el grano como para la semilla; pero en el caso de la harina fueron Oaxaca y la Península de Yucatán.
En cuanto a los residuos de herbicidas, se detectaron trazas en un porcentaje del 39 por ciento del total de muestras positivas a transgenes; de estas, 34 por ciento de muestras fueron de residuos de glifosato, y 5 por ciento correspondió a residuos de glufosinato.
Con esta información se reiteró que la contaminación transgénica, además de ser consecuencia de la promoción del uso y liberación de los transgénicos, permitida por los gobiernos neoliberales, tuvo medidas de contención muy limitadas hasta el 2018, con el inicio del primer gobierno de la Cuarta Transformación.
Sobre los resultados, la directora de Información y Fomento a la Investigación de la Secretaría Ejecutiva de la Cibiogem, Consuelo López López, enlistó una serie de recomendaciones, indispensables y fundamentales, para cumplir puntualmente las acciones mandatadas en el Decreto sobre glifosato y maíz genéticamente modificado, responsabilidad que recae en las secretarías de Agricultura, Ambiente, Salud, Educación, Hacienda y Economía, que integran a la Cibiogem.
Destacó que estas recomendaciones se tienen que llevar de la mano con el sector privado, en particular con los centros de acopio de granos, las empresas semilleras y harineras para que, de manera conjunta, se trabaje estrechamente y no de forma aislada como se hizo en las anteriores administraciones.
Por otra parte, se mencionó que la mayoría de los acervos de maíces nativos, cultivados en un 75 por ciento por los pueblos originarios, están libres de transgénicos, por lo que la mejor manera de cuidarlos y protegerlos es seguir sembrándolos.
Además, se concluyó que el apoyo a las comunidades campesinas que custodian semillas libres de transgénicos debe ser una tarea fundamental del Estado, procurando que no siembren granos importados como si fueran semillas, esto, como un ejercicio adicional de contención a la contaminación transgénica, pues el maíz importado transgénico pone en riesgo la gran riqueza de nuestros maíces mexicanos.
Finalmente, con respecto al panel de controversias del T-MEC, ahondaron sobre la carga de la prueba en las negociaciones, señalando que esta debe recaer en Estados Unidos, mayor exportador de maíz a México, y quién pretende que el decreto sobre glifosato y maíz transgénico no continúe, y que se permita el consumo de este maíz, lo que restringiría el derecho soberano a decidir qué comer.
Durante la conferencia también participó la corresponsable del proyecto de investigación, Dra. Alma Piñeyro Nelson de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.
La conferencia de prensa “Contaminación transgénica del maíz, en el sistema agroalimentario de México” puede consultarse en el siguiente enlace: https://bit.ly/3XCwNxP.